(ANS – Freetown)– Desde el 2010, Don Bosco Fambul ofrece asesoramiento telefónico a nivel nacional. «Alrededor de la mitad de nuestras sesiones de asesoramiento, en tiempos normales, tiene que ver con los problemas de relación de los jóvenes. En esa etapa de la vida, para encontrar su identidad, los jóvenes son altamente dependientes de buenos y válidas indicaciones», explica el director del Don Bosco Fambul, el salesiano coadjutor Lothar Wagner.
Él y su equipo, sin embargo, no estaban preparados para lo que sucedió el año pasado. «Al principio de la epidemia de Ébola los niños hacían preguntas acerca de los síntomas y las medidas de protección. A partir de septiembre de 2014 nos hemos convertido, precisamente en un centro de intervención de crisis», dijo el salesiano. Ahora se está volviendo lentamente a la normalidad.
A través de cuñas de radio y campañas de sensibilización puestas en marcha en mayo de 2014, se alentó a los jóvenes a llamar al número gratuito 116 para obtener información verificada sobre el Ébola. Desde entonces, al conmutador del «Don Bosco Child Line 116» han llegado cerca de 25.000 llamadas. Y en poco tiempo los datos fueron ganando importancia para la Oficina de Registro Nacional, ya que permitía una rápida identificación de los puntos clave y las regiones de crisis.
Como resultado, el jefe del Departamento de asesoramiento telefónico ha mantenido contacto permanente con el Ministerio de Salud y el Ministerio de Asuntos Sociales, así como con el centro de mando para el Ébola. Sin contar que las entregas de alimentos a las áreas bajo cuarentena se han organizado rápidamente incluso contactando a colaboradores locales.
En este sentido, el proyecto de Don Bosco Fambul ha dado nuevas esperanzas a los niños y adolescentes de uno de los países más pobres del mundo, en tiempos a menudo aparentemente sin esperanza.
Así fue, por ejemplo, para Fatmata y Samuel. Ambos niños han perdido a sus padres debido al Ébola. Ellos mismos habían contraído el virus, pero podrían haber sido curados. Sus familiares saquearon sus casas. Descuidados y sin esperanza, se consumían en un hospital de Port Loko, hasta que Fatmata recordó que uno de sus profesores le dijo acerca de la línea de escucha para menores Don Bosco 116.
Rápidamente, comenzó a confiar en el trabajador social del Don Bosco Fambul y de inmediato se le proporcionó asistencia. Los niños fueron atendidos en el centro del sitio temporal Don Bosco, cerca del aeropuerto internacional de Freetown y ahora están de vuelta con sus familiares y frecuentan la escuela. Las casas de sus padres han sido renovadas y reciben servicios de apoyo familiar.