Fuimos testigos de situaciones muy dolorosas. La COVID-19 trajo muerte y también ruina. La gran mayoría se quedó sin ingresos diarios durante el estado de emergencia. Afloró la codicia de los especuladores con los medicamentos y balones de oxígeno. Pero mayor fue la bondad del corazón que resplandeció en las iniciativas que alentaron los misioneros salesianos.
Atención espiritual
Sin profesionales de la salud, equipos de atención, medicinas e instalaciones donde atender a los contagiados solo quedaba el consuelo de Dios. Ante todo, llevar los sacramentos a los enfermos. También, acompañar a las familias de los difuntos para el rezo del responso en el cementerio. Con las misas, oraciones, atención espiritual se sentían acompañados y consolados en estos momentos de prueba.
Ayuda social
Bolsas de alimentos. recibieron unas 1800 familias durante los meses que no pudieron trabajar con normalidad en San Lorenzo, poblaciones ribereñas y comunidades indígenas. En Datem del Marañón viven unas 6000 familias.
La parroquia pudo brindar esta ayuda gracias a Fundación Don Bosco, Cáritas Yurimaguas, Procura Misionera de Varsovia, recursos propios y la contribución de otras instituciones privadas y estatales.
En busca de fondos. Un servicio fundamental para cientos de personas de San Lorenzo y comunidades fue saber en la parroquia qué dinero recibirían con su Bono Rural, Bono #Yomequedoencasa, Bono para Trabajadores Independientes y Bono Familiar Universal.
El hermano José Gallego se volvió experto en bonos, trámites de las AFP y otras gestiones que hicieron de la parroquia la única institución que durante todo el tiempo daba este servicio a quienes no tenían acceso a Internet.
Escasez de medicamentos. Gracias a la ayuda de Fundación Don Bosco pudimos adquirir kits COVID con ivermectina, azitromicina y paracetamol para las comunidades de San Fernando, Kuyuntsa, Wijint, Andoas, Puerto Alegría y familias de San Lorenzo.
Campaña “Juntos por el Datem”
Nunca se había alcanzado apoyo tan amplio como en la coleta ciudadana “Juntos por el Datem”. Emprendida y organizada por la parroquia de San Lorenzo, captó un torrente de fondos caudaloso en generosidad como los ríos de la Amazonía. Fue el milagro de la solidaridad que hizo posible comprar cuatro concentradores de oxígeno y 104 balones de oxígeno para restablecer el aliento de vida entre los atacados por la COVID en los olvidados pueblos de Datem del Marañón. Hubo radiotón, rifa de un motocar y otras actividades con unánime respaldo ciudadano, de empresas, organizaciones y municipios.
La ayuda llegó también desde Polonia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido. Me conmovió el corazón el entusiasmo de las comunidades. Para algunos sería poco el dinero que recogieron. Pero fue inmenso el esfuerzo y la generosidad con que lo alcanzaron para la causa común. Una comunidad –San Isidro– no tenía dinero. Sin embargo, juntó su pescado salado, lo alcanzó a la parroquia y el dinero de la venta ingresó para la colecta.
Escribre: Padre José Kamza sdb
Director de la comunidad salesiana en San Lorenzo