Andrew Mulumba Chishimba es un salesiano de 25 años en formación, originario de Zambia, que desde septiembre pasado comenzó su servicio misionero en la comunidad de Aleppo, en Siria. Hoy comparte con la ANS el camino hasta ahora realizado y el desafío y lecciones que ha aprendido.
¿Cómo fue tu camino de fe?
Recibí la fe de mis padres, que son católicos y siempre dedicados a las funciones religiosas. Desde temprana edad me acercaron a los sacramentos y todos los domingos iba a la iglesia con ellos. Así nació la fe que tengo hoy.
¿Cómo fue tu camino vocacional salesiano y misionero?
Cuando estaba en la secundaria, poco a poco comencé a admirar a los sacerdotes de mi parroquia y me sentí atraído por la vida sacerdotal, que gracias a ellos comencé a conocer. Luego, al terminar el colegio conocí al padre Antonio Barrientos, un misionero salesiano que trabajaba en Zambia, quien me introdujo en la vida salesiana y me envió a Chingola para encontrarme con el padre Eustace Siame, SDB. Este último fue para mí una gran fuente de inspiración y así entré en la Congregación salesiana. Después de ser enviado para la primera etapa a Kazembe, en la región de Luapula, en Zambia, me inspiré en otro misionero salesiano, el padre Slawek, que dedicó su vida a salvar a los jóvenes de Kazembe. De esta manera quedó en mí la semilla misionera, hasta que terminé mis estudios filosóficos y solicité ser acpetado como misionero ad gentes.
¿Qué te hace feliz como misionero en Siria?
Lo que alegra mi corazón en Alepo, en Siria, son los jóvenes, que son como estrellas, y la confianza que tienen en los salesianos; también ver su alegría y felicidad a pesar de los desafíos que han enfrentado en el pasado. Todo esto me desafía a ser un buen salesiano y un salesiano feliz.
Háblenos un poco de la provincia de Oriente Medio (MOR).
La Inspectoría MOR es realmente hermosa, pero un poco complicada: para los salesianos desplazarse de un lugar a otro es a menudo difícil, debido a problemas políticos; y el otro desafío es que tenemos pocos salesianos y ninguna vocación en este momento. El idioma es otro reto, porque muchos salesianos que son misioneros no lo hablan perfectamente. Sin embargo, hay un fuerte deseo de continuar la misión de Don Bosco.
¿Tienes un mensaje para los jóvenes salesianos?
Me gustaría decir a mis compañeros, jóvenes salesianos que quieren ser candidatos a la vida misionera, que deben rezar y discernir bien su vocación. Deben saber que la vida misionera es un sacrificio y tienen que estar dispuestos a dedicar su tiempo y su vida por otras personas diversas de ellos. También es necesario que sean humildes y dispuestos a aprender.
Fuente: Agenzia Info Salesiana