El 1 de septiembre de 1911, en el Congreso Internacional del Exalumno al que asistieron personas de 22 países, surgió la idea de erigir un Monumento a Don Bosco como solemne manifestación de gratitud al gran educador por parte de aquellos que se habían beneficiado de su carisma.
La idea era inaugurarla en 1915, en memoria del centenario de su nacimiento. Pero la Primera Guerra Mundial retrasó la inauguración, que por lo tanto tuvo lugar el 23 de mayo de 1920, en la víspera de la fiesta de María Auxiliadora y la solemnidad de Pentecostés.
Hoy, 23 de mayo de 2020, se celebran los 100 años de su inauguración. Un monumento que acoge a los fieles y a los miembros de la Familia Salesiana cuando llegan en peregrinación a la Casa Madre de los Salesiana.
El monumento consiste en una pirámide truncada y dos alas laterales que forman una especie de altar. En la parte superior y central de la pirámide está el grupo principal que consiste en la figura del santo, rodeado de 4 niños; en la base de la escalera está el grupo de «La humanidad inclinada al beso de la cruz» en forma de una mujer con velo que ofrece a un hombre el crucifijo para besar.
Las alas laterales representan las principales devociones de Don Bosco: a la derecha, la «devoción a la Sagrada Eucaristía» representada por un robusto trabajador en adoración, ante el cual una mujer reza y una madre expresa la ternura de la maternidad cristiana; a la izquierda la «devoción a la Virgen María Auxiliadora» donde un orgulloso salvaje se postra ante María Auxiliadora, a la que dos devotas vírgenes le llevan flores.
Alrededor de la pirámide corre un festón con un motivo ornamental de frutas exóticas, que recuerda el tema de los tres altorrelieves colocados en el reverso y que muestran algunos de los principales ámbitos de acción de los salesianos de Don Bosco en la época del monumento: «los misioneros salesianos entre los emigrantes italianos» en el centro; a la derecha «las escuelas profesionales salesianas», y a la izquierda «las escuelas agrícolas salesianas».
Se realizó una recaudación de fondos para crear el monumento, que tuvo mucho éxito. La suma estimada era de 200.000 libras, a la que pronto se llegó con donaciones gratuitas, y con la Ciudad de Turín contribuyendo con 20.000 libras por su cuenta.
A continuación, se lanzó el concurso internacional para la elección del proyecto. Entre 59 candidatos, después de varias selecciones, el ganador fue el escultor Gaetano Cellini de Ravena, porque se pensó que mejor que los demás competidores habían sido capaces de captar el espíritu de caridad que había impregnado la actividad del Santo.
La inauguración fue majestuosa. Grande fue la participación del público, el entusiasmo vivo y sincero de todos los presentes. Para la ocasión, el comité organizador del evento también instaló un sistema de iluminación escenográfica que incluía el monumento, la iglesia de María Auxiliadora y el oratorio adyacente.
Fuente: Agenzia Info Salesiana