Como hijo de la ciudad de las 33 Iglesias, el Hermano Juan Miguel Verástegui Tello celebró su Ordenación Sacerdotal en la Catedral de Ayacucho, la mañana del domingo 19 de diciembre, acompañado de sus familiares, amigos y hermanos Salesianos de Don Bosco (SDB). La celebración fue presidida por Mons. Salvador Piñeiro, Arzobispo de Ayacucho y concelebrada por el Padre Manuel Cayo sdb, acompañados por los SDB.
La Catedral se vistió de gala aquella mañana donde los cantos y oraciones fueron el complemento para ensalzar este gran paso que ha dado el ahora Padre Juan Verástegui sdb. “Nuestra vida sacerdotal está marcada por esa búsqueda, por ese encuentro con Dios, por esa coherencia y sobre todo por esa constancia, por esa perseverancia. Juan Miguel ha buscado a Dios en su piedad, en la escuela de Don Bosco”, comentó Mons. Piñeiro.
“Que bonito es que en el camino muchos nos acompañan para encontrarnos con el Señor. Al igual que María, tu Juan Miguel en tu corazón elegiste la opción de seguir a Jesús, ser discípulo del único Maestro que nos enseñó con sencillez, que nos enseñó con coherencia y generosidad vivir cada día el lenguaje de la fe”, agregó el Arzobispo de Ayacucho.
El Sacerdocio como esperanza para la sociedad actual
“La vida de todo Sacerdote debe ser buscar al Señor, llevarlo en nuestros labios y en nuestro corazón todos los días. El trabajo no es fácil por eso el Señor nos asiste con su misericordia y hoy te ordenas sacerdote en un gesto tan sencillo”, remarcó Monseñor Salvador con energía y entusiasmo.
“Acompañemos a los sacerdotes; en primer lugar, no caemos del cielo, nacemos en una familia, el primer seminario, el primer semillero de la vocación es la vida de hogar… El Sacerdocio hoy más que nunca es necesario ante una sociedad que olvida la esperanza, ante un mundo que fabrica mentiras y odios”, acotó el Arzobispo con ímpetu.
El Prelado hizo un llamado a toda la juventud a no tener miedo al sentir el llamado de Dios en sus vidas, en sus corazones; los animó a seguir a Dios a pesar de las dificultades. “Saludo también a la juventud que me acompaña y les tiro la red, no tengan miedo, así como Pedro a pesar de nuestras limitaciones, a pesar de nuestra fragilidad”, recalcó.
“Sí, estoy dispuesto”
“Sí quiero hacerlo con la ayuda de Dios”, respondió el Hermano como confirmación de su libre voluntad de ser consagrado presbítero para la Iglesia y para los jóvenes. Como gesto de unidad, se dio la Imposición de manos por parte del Obispo y todos los Salesianos de Don Bosco presentes. De manos de sus familiares y amigos salesianos, recibió la Estola Sacerdotal y la Casulla.
Acompañado de aplausos, el Padre Juan Verástegui recibió el cálido abrazo de cada uno de sus hermanos salesianos como gesto de unidad y recepción al ejercicio de su ministerio.
“Nunca dejen de rezar por mí”
Con el corazón alegre de haber reafirmado su compromiso con la Iglesia y con los jóvenes, el Padre Verástegui dirigió unas palabras de agradecimiento:
“Señor tú lo sabes todo, tu sabes cuánto te amo. Querido Monseñor, Padre Manolo, queridos hermanos y hermanas salesianos, sacerdotes amigos de esta hermosa ciudad de las 33 Iglesias, gracias por acompañarme en este paso importante de mi camino. Debo decir que el Señor ha estado grande y me ha concedido el Don de tenerlo en mis manos para entregárselo a su pueblo, al pueblo de donde yo salí y al cual quiero servir con caridad al estilo de nuestro Padre Don Bosco”, expresó con emoción.
“También quiero darle las gracias a mi familia, todos los cuidados y el amor que me dieron ahora lo comparto con mis chicos de los distintos lugares a donde Dios me envía; son una familia ejemplar… Les pido un favor, nunca dejen de rezar por mí, sus oraciones me hacen bien, me sostienen en el momento de la debilidad, me ayudan a no perder el buen humor”.
La Inspectoría Salesiana Santa Rosa de Lima agradece a todos los que estuvieron esa mañana, acompañando a su hermano en el inicio de este nuevo rumbo en su vida.
Redacción: Centro Salesiano de Comunicación
Fotos de la comunidad salesiana de Ayacucho