Para nosotros, salesianos, la educación junto con la evangelización, son las herramientas de transformación y crecimiento de toda persona, comunidad y sociedad. Nacimos como una familia que apuesta a la educación formal y no formal, como camino de cambio y promoción integral.
El sueño de don Bosco no es solamente atender a los jóvenes más pobres con propuestas formativas. Eligiendo trabajar por la juventud —especialmente la más pobre y abandonada— justamente definida por él mismo como “la porción más delicada y valiosa de la sociedad”, don Bosco hace la opción por formar agentes de transformación del sistema social y político, con el fin de construir, con los jóvenes y por medio de ellos, una sociedad que tenga como corazón los valores del Evangelio.
Por eso mismo, nos tiene que caracterizar la pasión por “una educación abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión. Hoy más que nunca, es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna”. Estas últimas palabras son del papa Francisco al convocarnos a renovar un Pacto Educativo Global.
Una pedagogía que nace del corazón, ilumina la mente y se hace acción en las manos comprometidas por el bien de todos, especialmente de quienes más necesitan atención y cuidado.
A la luz de estas convicciones, expresamos las invitaciones de esta segunda bandera salesiana del Bicentenario, de manera clara y sintética, como sigue:
Formación, espacios de crecimiento, actualización pedagógica y pacto educativo global son las palabras que sintetizan esta bandera y que nos recuerdan que nuestra misión salesiana siempre es educativa y pastoral, al servicio de los jóvenes.
Escribe: Padre Manuel Cayo sdb
Texto del Boletín Salesiano Perú