Irak espera a Francisco, que reanuda sus viajes eligiendo llevar consuelo a un pueblo que ha sufrido en los últimos años a causa de la persecución, la guerra y la violencia perpetrada por el Isis, pero también para seguir construyendo el camino de la fraternidad y el gran puente del diálogo. Por primera vez en la historia un Papa visitará Irak. El país que vio nacer a Abraham y donde reside una de las comunidades cristianas más antiguas, tiene todavía heridas muy visibles de la guerra y se enfrenta a las lacras de la pobreza, el terrorismo y ahora el Covid-19.
El Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, subrayó la importancia del viaje, destacando la urgencia de colaborar para reconstruir el país y curar todas las «heridas, para iniciar una nueva etapa»:
El Papa reanuda sus peregrinaciones apostólicas después de este largo periodo de suspensión debido a la emergencia sanitaria del Covid-19. Las retoma dirigiendo su atención a un país especialmente sufrido, un país que lleva en su cuerpo las heridas de la guerra, el terrorismo, la violencia, los enfrentamientos. Así que el Papa quiere manifestar una atención particular, una cercanía particular, a este país, a Irak. El objetivo y el significado del viaje es precisamente el de manifestar la cercanía del Papa a Irak y a los iraquíes; y lanzar un mensaje importante: que hay que colaborar, hay que trabajar juntos para reconstruir el país, para curar todas estas heridas, y para iniciar una nueva etapa.
Hace tres años, visitando Irak, Ud dijo: «Cristianos y musulmanes están llamados a iluminar la oscuridad del miedo y el sinsentido». ¿Qué significado tienen estas palabras en la víspera del viaje del Papa?
Creo que estas palabras conservan toda su relevancia. Recuerdo haberlas dicho en un contexto también alegre, porque era la noche de Navidad en la catedral caldea de Bagdad, llena de gente, llena de cantos y llena de luz, a pesar del clima sombrío del exterior. Creo que mantienen su relevancia. Sobre todo, están en sintonía con lo que es el lema del viaje del Santo Padre: «Todos son hermanos «. Ahora bien, esta fraternidad proviene del hecho de ser hijos del mismo padre. También hay una referencia a Abraham, que nació precisamente en Irak. A partir de ahí comenzó su aventura tras la llamada del Señor: Abraham al que se refieren tanto los cristianos como los musulmanes. Entonces también debe traducirse en un compromiso común. Por eso decía que están llamados a ser luz en las tinieblas y a disipar las oscuridades, las muchas oscuridades que existían entonces, hace dos años, y que, aunque se haya hecho un esfuerzo por superarlas, en gran parte siguen existiendo.
Será una visita muy intensa de cuatro días. El Papa abrazará a la iglesia local y participará en un encuentro interreligioso en Ur, la ciudad de Abraham, visitará lugares de persecución, martirio y reconstrucción. ¿Cuál es el objetivo de este viaje?
El centro está precisamente en que el Papa quiere lanzar un mensaje hacia el futuro. Hay situaciones y realidades que experimentan un cierto sufrimiento, salvo precisamente donde ha habido persecución, martirio. La propia Iglesia vive una situación de dificultad, hay que promover el diálogo interreligioso. Las dificultades, sin embargo, pueden superarse si hay buena voluntad y compromiso por parte de todos, para unirse y colaborar para reconstruir. Creo que el mensaje, el centro, será éste: no nos dejemos bloquear por todo lo que ha pasado, por muy negativo que haya sido -y fue muy negativo-, sino que miremos hacia adelante con esperanza y valor para reconstruir esta realidad de Iraq.
¿Cuál es la importancia de la reunión con el Gran Ayatolá Al-Sistani? ¿Otro pilar para el puente de la hermandad?
Sí, ciertamente lo creo, teniendo en cuenta también que Al-Sistani es una de las personalidades más simbólicas, más significativas del mundo chiíta; y teniendo en cuenta también que Al-Sistani siempre se ha pronunciado a favor de la coexistencia pacífica en Iraq, diciendo que todos los grupos étnicos, los grupos religiosos, forman parte del país. Esto es muy importante porque va en el sentido y en la dirección de la construcción de esta hermandad entre cristianos y musulmanes, que debe caracterizar al país. Así que es un momento importante y creo que será sin duda uno de los momentos más significativos de la visita del Papa a Irak.
En los últimos años, a causa de la violencia, más de un millón de cristianos se han expatriado de Irak. ¿El viaje del Papa también supone una esperanza de cambio en este sentido?
Ciertamente, la Iglesia -los cristianos, los católicos- en Irak, esperan al Papa con gran deseo. Y ciertamente hay que animarles a vivir su vocación cristiana en esta situación difícil como la de Irak, yo diría que es casi una vocación dentro de la vocación cristiana, la de los cristianos de Oriente Medio, vivir en su realidad, en su entorno, en sus países. Y así, ciertamente, el Papa animará a esta Iglesia a ser valiente, capaz de dar testimonio, y también hará una invitación a permanecer precisamente en el lugar para dar testimonio de la presencia. Ya hemos dicho muchas veces que sin los cristianos Oriente Medio ya no sería tal.
El gobierno iraquí ha saludado este viaje como «un mensaje de paz». ¿Cómo se puede construir la estabilidad, el diálogo y la convivencia después de tantos años de devastación y violencia?
Este es un gran reto, un gran desafío al que el gobierno, por supuesto, y toda la sociedad, está tratando de dar respuesta. Volvamos a lo que decíamos, es decir, hacia la unidad. Tenemos que reunirnos y colaborar. Para reunirse a colaborar, para construir esta unidad, es necesario ciertamente el perdón y la reconciliación. Debemos superar el pasado, mirar hacia adelante en este sentido nuevo y positivo. Al mismo tiempo, pues, también hay que tomar medidas, por ejemplo, contra el sectarismo, que desgraciadamente todavía caracteriza a grandes franjas de la sociedad, contra la corrupción, la desigualdad y la discriminación, para que todos tengan su lugar y todos se sientan ciudadanos del país, con los mismos derechos, con los mismos deberes y con el mismo compromiso y responsabilidad para ayudar a construirlo. Me parece que estas deberían ser las principales vías para intentar reconstruir el país.
Su Eminencia, ¿cuál es su deseo para este viaje?
Mi deseo es que este momento, esta presencia del Santo Padre, tan esperada, tan esperada desde hace tiempo, y deseada, sea realmente un momento de renacimiento, de renacimiento material, de renacimiento espiritual para el pueblo iraquí, para que esto tenga también repercusiones en toda la región que necesita buenos ejemplos. Y que esto se realice bajo el signo de la fraternidad: «Todos son hermanos», es el lema con el que se desarrolla este viaje del Papa.
Fuente: Vatican News