(ANS – Roma) – ¿Estudias o trabajas? Es una pregunta que nadie debería hacer a un menor de edad, porque ellos tienen su lugar: la escuela, el patio, el aula… Unos 168 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) que lanzó el día mundial contra el trabajo infantil y el día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo, se unen en una campaña conjunta para mejorar la seguridad y la salud y poner fin al trabajo infantil.
En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, recordamos a los millones de niños y niñas que son víctimas del trabajo infantil. Lo terrible es que 73 millones trabajan en situaciones peligrosas para su integridad.
El objetivo 16 de la agenda para el 2030 insiste que se debe “Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños”. Los números nos hablan de una realidad escalofriante: los niños explotados, maltratados, ha crecido en estos últimos años. Miles de niños trabajan en la agricultura, trabajan en las minas y en las canteras, son niños soldados, pero lo más terrible: son parte de un sistema de redes de comercio sexual y victimas del tráfico infantil.
Los menores son una mano de obra barata y silenciosa. Un niño alejado de su familia, al que maltratan… es un trabajador silencioso y obediente, porque no conoce sus derechos ni tampoco otra realidad. Pero detrás de las cifras hay infancias que han dejado de serlo. Niños y niñas que realizan trabajos que no les corresponde, que se convierten en adultos antes de tiempo.
Los misioneros salesianos trabajan para que “Anderson” no tenga que levantarse a las seis de la mañana de lunes a domingo para ir al mercado a vender, para que “Pyalo” no tenga que lavar y hacer la comida en la casa en la sirve, para que “Noel” no tenga que hacer ladrillos durante todo el día, para que Manuel no baje a la mina…
Exigimos que la comunidad internacional ponga medidas para que los niños y niñas sean protegidos, se sientan seguros y puedan ejercer sus derechos. La educación es la base para que los menores no sean explotados, puedan transformar sus vidas y sean agentes de cambio y desarrollo.
Fuente: Misiones Salesianas