Luego de bendecir los ramos en la Iglesia del Sagrario, el Cardenal Juan Luis Cipriani se dirigió en procesión y bendiciendo a todos los fieles que se encontraban reunidos en la Basílica Catedral de Lima para ser parte de la Misa de Domingo de Ramos.
Durante su homilía el Arzobispo de Lima recordó que en esta fecha se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
“El pueblo ve a ese hombre sencillo que entra encima de un burrito y encuentran en él a quien les ha hecho milagros, les ha dado de comer, ha sanado a los enfermos, lo recuerdan con esa sencillez. Y junto a ese gozo empieza ese clima de dolor, porque sabe Jesús lo que le espera, sabe que le espera la muerte, la pasión, el dolor. Yo creo que en la vida nuestra podemos en estos días meditar. Por un lado, la bondad de ese Dios hecho hombre, que no está en las alturas, está al lado de cada uno, medita cómo ha intervenido Jesús en tu vida. Y también puedes meditar cuántas veces lo has ofendido con el pecado”.
Mencionó que es necesario tener la valentía de reconocer que hemos pecado, porque solo a partir de ese momento se inicia el camino del arrepentimiento.
“Es el pecado el que genera esa niñez abandonada; es el pecado el que genera esa división y la ruptura en el matrimonio; es el pecado el que nos hace contemplar la corrupción. Se llama pecado y es la ofensa contra Dios.
“Por eso, Jesús entrega su vida por nosotros los pecadores. A los pecadores nos ama, nunca nos olvida, siempre nos busca, que nadie te engañe. Jesús ama a los pecadores, lo que te pide es que quites el pecado de tu corazón, el odio, la mentira. Quita esa inclinación al placer, de usar el cuerpo como simple placer; quita esa codicia que te lleva a buscar dinero todo el día; quita de tu corazón lo que te hace débil, lo que te hace malo, lo que te hace frágil, lo que te hace peligroso”.
Dios bendice al pueblo peruano con sus tradiciones
Mencionó también que el Perú entero se vuelca el día hoy a todos los templos en esta Fiesta del Domingo de Ramos. “Que nadie nos arranque del corazón ese amor a Jesús, al Señor de los Milagros, a su madre bendita, a su Iglesia que es parte de ese regalo que Dios nos ha dado a esta patria bendita, tener esa fe”.
“Le damos gracias a Dios por la historia de nuestro pueblo. En estos días pasados, con todos estos desastres causados por el agua, la lluvia, el lodo; hemos vuelto a ver qué solidaridad, qué corazón más bueno late en nuestro pueblo. Dios ha bendecido a su pueblo peruano con unas tradiciones. En todo el Perú está la huella del amor de Jesús en esta Semana Santa. Hay que vivirla así”.
Jóvenes, no abandonen la fe de sus padres y sus abuelos
En otro momento, se refirió a la juventud que inicia un nuevo diseño de trabajo y sueñan con un futuro mejor para nuestro país. A quienes exhortó a construir ese futuro de la mano de Jesús en la Iglesia.
“Jóvenes, no se dejen engañar por esos ídolos del licor, del sexo, de la droga, del dinero. Sepan decirle a Jesús: Nosotros queremos hacer ese nuevo Perú de tu mano, de la mano del Señor de los Milagros, de la mano de nuestra madre Santa María. Nosotros queremos recibir ese tesoro de la fe, que nadie te cuente cuentos como los fariseos”.
Finalmente, expresó que Jesús en la cruz nos dice que su amor nunca es violencia. “Jesús dice en la cruz: «Mi amor nunca toma el arma de la violencia, ni del insulto, ni de la mentira, ni de la muerte; mi amor es silencio, sufrimiento, es Cruz». Que todo el Perú, que toda la Iglesia, esté en estos días con un corazón que escucha el latir de Cristo en la cruz y que escucha el sobresalto del corazón de María. Lo decía el Papa Francisco y lo repetimos todos: Jesús perdona siempre, acudamos a la confesión, acudamos a visitar a aquel amigo o aquel enfermo, para llevarle esa palabra de esperanza. La Semana Santa no es oscuridad y pesimismo, es dolor y gozo”.
En la Catedral estuvieron presentes las imágenes del Señor del Santuario de Santa Catalina, la Virgen de la Esperanza y también la Virgen Dolorosa.
Concelebraron Monseñor Raúl Chau, obispo auxiliar de Lima; el padre Jorge López, rector del Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo; el padre Julio Martínez, párroco de El Sagrario; y el padre Paulo Piérola.
Fuente: Arzobispado de Lima