Establece la normativa vaticana que durante el Cónclave el aislamiento de los cardenales electores debe ser total, y que los purpurados deben abstenerse de mantener correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios con personas ajenas al mismo, con el fin de que no se filtre ni una sola línea del proceso de elección.
Y por primera vez en la historia, desde la Santa Sede se alude expresamente a la prohibición de utilizar redes sociales. Por eso, durante los días del Cónclave desaparecerán de la residencia Santa Marta los ordenadores, teléfonos móviles, tablets, televisiones, radios y cualquier otro medio que pueda violar lo estipulado para la elección del nuevo Pontífice.
El Cónclave quedará cerrado, una vez más, y como mandan los cánones, “cum clave”, con llave. Una decisión que no parece preocupar mucho a los 117 cardenales que se reunirán para elegir un nuevo Papa, dado que solo nueve de ellos tienen una cuenta en la célebre red social de los 140 caracteres. Eso sí, la utilizan con cierta constancia, hasta el punto de que, entre todos, alcanzan los 80.000 seguidores.
Twitter, bloqueado durante el Cónclave
Y es que, a pesar de la tentación, será difícil tuitear. La casa de apuestas británica Paddy Power asegura que Twitter será literalmente asaltado durante el cónclave, y la posibilidad de que se bloquee durante cinco minutos o más es de 1,83. Por tanto, lo mejor será buscar alternativas.
Los cardenales podrán salir de la residencia Santa Marta para meditar, pasear y otros menesteres, ya que todo el recinto vaticano se considerará «área del cónclave» y ya no estarán «encerrados», en las monumentales habitaciones cercanas a la Capilla Sixtina, como era lo habitual. No habrá móviles, pero al menos no se sellarán ventanas. Y el espíritu volará, libre, para tuitear el primero el próximo Papa.
Artículo publicado en religionenlibertad.com