(ANS – Roma) – Con la presencia de un sinnúmero de autoridades religiosas y eclesiásticas, tuvo lugar en la mañana de hoy, 3 de marzo, la solemne ceremonia de apertura del Capítulo General de la Congregación Salesiana. En el mensaje de apertura del Rector Mayor, Don Pascual Chávez, explicó: «nos preocupa no el futuro de la congregación, como si se tratara de una cuestión de supervivencia, sino nuestra capacidad de profecía».
El primer acto consistió en la liturgia de invocación del Espíritu Santo: fue entronizado el Evangelio, del que se leyó un pasaje (Jn. 21, 20,22-24) y fue recitado el artículo de las Constituciones que describe el Capítulo General; a continuación, toda asamblea levantó primero una oración a Don Bosco, después del canto Veni, Creator Spiritus.
Inmediatamente después Don Chávez presentó el discurso de apertura: «La Congregación – dijo – está llamada en este Capítulo a renovarse en una forma tal que tenga la frescura de los orígenes, el celo misionero de su adolescencia, el dinamismo de su juventud y la santidad de su madurez». Ella se presenta unida, pero «la unidad de la Congregación no significa uniformidad».
«Es evidente por tanto, que el Capítulo debe abrir las puertas a una discusión que tenga en cuenta todos estos elementos. Todos son libres de expresar sus pensamientos acerca de la tarea de la Congregación hoy y sobre los desafíos más urgentes. Al mismo tiempo, todas las propuestas deben estar en la línea y en el espíritu del Evangelio, en la fidelidad de lo que indican las Constituciones».
«Por supuesto, leyes y tradiciones, que son puramente accidentales, pueden ser cambiadas, pero no todo cambio significa progreso. Debemos discernir si tales cambios realmente ayudan a reafirmar su identidad, a fortalecer la unidad, y a promover la vitalidad y la santidad de la Congregación».
Cada Capítulo constituye un paso importante que proyecta la Congregación hacia un nuevo sexenio. Sin embargo, «el CG27 – subraya Don Chávez – apunta a algo nuevo e inusual. Nos empuja la urgencia de la radicalidad evangélica. Estamos llamados a volver a lo esencial, a ser una Congregación pobre para los pobres, y a encontrar inspiración en el mismo celo apostólico de Don Bosco».
Antes de concluir, el Rector Mayor agradeció a los Consejeros por su colaboración leal, generosa y cualificada e invitó a la asamblea a una presencia activa: «A todos ustedes, queridos hermanos, pueden hablar, pero también una invitación a abrir el corazón al Espíritu, el gran Maestro interior que siempre nos guía hacia la verdad y la plenitud de vida».
El Cardenal João Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, en su discurso se inspiró en la carta convocatoria del Rector Mayor Don Chávez, en la que nos pregunta: «¿Cuál vida consagrada es necesaria y significativa para el mundo de hoy?», y resumió la respuesta en la expresión: Vivir la profecía de la comunión y de la fraternidad.
Se trata de pasar de la sequela Christi individual a la sequela Christi comunitaria, y, parafraseando a Santa Teresa de Ávila, construir sobre el «castillo interior» también el «castillo exterior»: ir a Dios junto a los hermanos y hermanas.
Espiritualidad de comunión en el modelo de la Trinidad: he aquí el paradigma para la realidad actual en el que estamos llamados a ser constructores de comunidad, así como los consumidores. Para hacer concreto cada día el «espíritu de familia», característico de la vida educativa y espiritual de Don Bosco.