ROMA (ACI).- El Papa Francisco hizo un llamado a sus compatriotas que han pensado viajar a Roma para acompañarlo en la Misa de instalación como Pontífice, a renunciar a ese deseo legítimo y entregar el dinero que iban a usar con ese fin para dárselo a los pobres.
El Santo Padre señaló que sí espera que lo acompañen, pero con oraciones y con la limosna que así ha solicitado para los hermanos más necesitados.
El Papa Francisco alentó de este modo los tres acentos de este tiempo especial de Cuaresma: la mortificación o la renuncia, el viaje a Roma en este caso; la oración y la limosna.
Con este gesto el Santo Padre repite uno similar que ya hizo antes cuando era Arzobispo de Buenos Aires y fue creado Cardenal por el Papa Juan Pablo II en febrero de 2001.
En aquella oportunidad el entonces Prelado suplicó a las personas que planeaban ir a Roma para acompañarlo en esa importante ocasión que usaran el dinero para los más necesitados.
«Como consecuencia de ello, la delegación del Cardenal Bergoglio en el consistorio fue una de los más pequeños, totalmente en desacuerdo con el tamaño y la importancia de Buenos Aires», señala el director de ACI Prensa, Alejandro Bermúdez, en un post del blog de esta agencia titulado «Bienvenidos al minimalismo de Francisco».
Además, añade «a diferencia de sus predecesores, el Papa Francisco decidió no usar la capa roja pontificia para aparecer por primera vez ante la feligresía. Lució el traje blanco, al igual que San Pío V, el Papa dominico que no quiso negociar el manto blanco de su orden, comenzando así la tradición del blanco papal».
«A pesar de ser el primer jesuita en sentarse a la silla de Pedro, el Papa ha elegido el nombre nunca antes usado del santo de Asís, que encabezó la reforma de la Iglesia en su tiempo llamando a un retorno fiel a la sencillez y santidad», concluye Bermúdez.
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