El Papa Francisco llegó a la Basílica de María Auxiliadora en medio de una gran multitud que le vitoreaba, entre aplausos y ovaciones de los jóvenes, de los educadores y de las personas que diariamente animan toda la vida parroquial y salesiana de un lugar como Valdocco, hoy ya muy distinto del barrio periférico que fue en tiempo de Don Bosco.
Esta importantísima visita para la Familia Salesiana, en la que se puso de manifiesto el aprecio que el Papa siente hacia los Salesianos, era el culmén de una peregrinación de espiritualidad que comenzaba en Nuestra Señora de la Consolata orando frente a la Sábana Santa.
Después de saludar a la multitud que lo esperaba desde primera hora de la mañana en la Plaza María Auxiliadora, el Papa se dirigió a venerar las reliquias de Don Bosco. Otro momento más de oración personal intensa en esta peregrinación, por un Papa que nunca ha ocultado su devoción a Don Bosco y sus rasgos «salesianos».
El Papa recalcó numerosos y conocidas motivos que lo unen a la espiritualidad y a la Familia Salesiana: la figura de Don Enrico Pozzoli, esencial para él y para sus padres; su pasión futbolística como hincha del San Lorenzo de Almagro equipo fundado por el salesiano Lorenzo Massa, cuyo uniforme lleva los colores de la Virgen y que surge de los niños de la calle que frecuentaban el oratorio; y, en particular, su último año en el Instituto Salesiano de Ramos Mejía, donde dijo que había aprendido «a amar a la Virgen», donde se formó «a la belleza, el amor, y la afectividad», según el estilo que el mismo Don Bosco utilizaba con sus muchachos, aprendido del amor de Mamá Margarita.
«Estoy muy agradecido a la Familia Salesiana por lo que ha hecho en mi vida».
En nombre de la Familia Salesiana habló el Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime, quien en su saludo al Papa quiso agradecerle su visita a la Basílica y a los lugares salesianos y le ofreció el compromiso renovado de todos los que se inspiran en Don Bosco a obedecer las enseñanzas del Papa, sobre todo «en el cuidado especial de los jóvenes pobres».
El Rector Mayor entregó algunos regalos al Papa Francisco, entre ellos una motocicleta de la época de Don Bosco y muchísimos recuerdos realizados por los jóvenes estudiantes del Centro de Formación Profesional.
En todo momento se pudo apreciar la complicidad que une al Papa con don Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos. El Papa Francisco recordó con simpatía su primer encuentro con Don Ángel, fruto de una peregrinación nacional de la juventud a la Virgen de Luján, cuando él era arzobispo de Buenos Aires y don Ángel Inspector salesiano. «Este es el gallego que llegó para mandarnos» un pequeño chascarrillo más entre los muchos que el Papa ha dedicado a su amigo, desde que volvieron a encontrarse en Roma. Pero más allá de la frase, el Pontífice dijo haber apreciado «su humildad y su servicio».
Ahora que el muy esperado encuentro con el Papa Francisco en la Basílica de María Auxiliadora ha terminado, continúa la celebración y el entusiasmo en las calles de Turín, y en toda la familia salesiana que se prepara para concluir, el próximo 16 de agosto, el Bicentenario del Nacimiento de Don Bosco.
Fuente: Misiones Salesianas