Guatemala: Ayudamos a las personas a reconstruir sus vidas y a proyectar el futuro

El director del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala informó sobre el último número de muertos con más de 200 personas reportadas desaparecidos y casi 3.000 personas heridas y desplazadas. Después de la erupción, las ciudades fueron engullidas por cenizas gruesas y pesadas.

Hay pueblos enteros desaparecidos y cientos están heridos. Según CNN, “gases calientes, rocas y cenizas mataron a docenas, borraron comunidades de laderas, bloquearon carreteras y dejaron residuos tóxicos”.

Olga González, de 46 años, recuerda su salida. «Debajo estaba mi padre y mi sobrina. No tuvimos tiempo para nada – dijo – Solo podíamos correr y llorar sin mirar atrás”. Domingo López, de 79 años, se encerró en su casa y lo sacaron por una ventana. Sufrió graves quemaduras y heridas en los pies.

Se prevé que son 1,7 millones de personas que se han visto afectadas y 3,265 han perdido sus hogares. Los refugios albergan a unas 1,687 personas. La atención en los hospedajes se mantiene y hasta la fecha son 17 centros que funcionan como albergues atendiendo a 3 mil 571 personas. Unos 12 albergues funcionan en Escuintla (2,798 personas); cuatro en Sacatepéquez (754 personas) y uno en Suchitepéquez (19 personas).

Mons. Víctor Hugo Palma, obispo de Escuintla, se ha mostrado disponible para brindar apoyo espiritual y ayuda, ha organizado a las parroquias para ser lugares de acopio de alimento.

“Los misioneros salesianos que viven en Guatemala, están listos para responder a los momentos de emergencia y de crisis”, manifiesta el P. Mark Hyde, Director de Misiones Salesianas. Después de un desastre, los misioneros continuarán reconstruyendo comunidades, ayudando a las personas a reconstruir sus estructuras físicas y reconstruyendo vida a través de la educación y de la formación.

Los salesianos trabajan en Guatemala con jóvenes pobres y sus familias en centros juveniles, orfanatos, parroquias y escuelas, en Institutos técnicos y dos universidades. Ayudan a proporcionar a los jóvenes que viven en las calles y en las comunidades indígenas pobres.