Del 22 al 29 de agosto se han llevado a cabo los Ejercicios Espirituales para los Salesianos e Hijas de María Auxiliadora que tienen, como directores y directoras, el servicio de la animación y gobierno de sus comunidades a la luz del común carisma salesiano. Un total de 47 consagrados se congregaron en espíritu de silencio, oración y fraternidad a celebrar el paso de Dios en sus vidas.
La decisión tomada meses atrás en uno de las Reuniones anuales de los Consejos Inspectoriales de los Salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora, se hizo realidad durante esta reciente semana. La voluntad política de establecer momentos de formación conjunta a la luz del carisma compartido logró establecer estos días de reflexión y oración.
El tema propuesto por el predicador, el salesiano venezolano P. Rafael Borges sdb, quien trabaja en el Dicasterio de Pastoral Juvenil de los salesianos en Roma, llevó como título: Una experiencia espiritual desde San Francisco de Sales, suscitó una actitud de simpatía y expectativa en toda la asamblea.
Toda la semana estuvo atravesada de una memoria eucarística que se tradujo en la evocación de los pasajes bíblicos que mencionan la institución de la eucaristía desde San Pablo, los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) y desde el evangelio de San Juan que tenía la intención de ponernos en la presencia actual del Señor Jesús que resucitado es quien nos llama a la conversión de vida y la entrega en el servicio educativo-pastoral en nuestras múltiples presencias.
Los temas se engranaron entre sí desde el eje de la Espiritualidad Juvenil Salesiana (EJS) que partió de la recuperación de lo que es la experiencia espiritual como apertura a la Presencia de Dios Vivo que en Jesucristo acompaña a toda su creación, la ama y la embellece durante el tiempo en vista de la eternidad.
El Padre Inspector en la Buenas Noches de inicio nos recordó la disposición de Don Bosco y de Madre Mazzarello a la escucha de la Palabra de Dios y la búsqueda de su voluntad para amarla y realizarla en sus vidas. Parafraseando a Don Bosco nos precisó tres preguntas que Don Bosco sugirió a un joven clérigo salesiano que le preguntaba cómo aprovechar este tiempo de gracia que son los Ejercicios Espirituales: había que buscar ¿Qué corregir? Qué quitar? ¿Qué añadir? en la propia vida.
La pregunta sobre qué es la verdadera y viva santidad, inició la reflexión de toda la Asamblea. Con Francisco de Sales en su perenne obra La Filotea, la verdadera y viva santidad es el verdadero amor de Dios. Cuando el amor de Dios embellece nuestra vida y la hace agradable al mismo Dios, se llama gracia; cuando nos da la fuerza para dedicarnos a obras de bien, se llama caridad; pero cuando se llega a la práctica del bien hecho con frecuencia, esmero y prontitud, se llama santidad.
Bajo esta iluminación se capta la identidad propia de la santidad salesiana como una interioridad apostólica. Un corazón que excediendo de amor de Dios se vuelca a la acción para prolongar en la historia ante personas y situaciones diversas la fidelidad de Dios a cada hombre, especialmente, a cada muchacho y muchacha, jóvenes en general que necesitan ayuda para lograrse como personas libres y descubrirse como hijos e hijas de Dios con un destino de amor eterno.
El estilo de espiritualidad juveniol salesiana se expresa en la categoría de la preventividad porque nace de la contemplación de la redención realizada por Jesucristo Señor que inaugura una visión optimista del hombre pecador y por ello, porque Dios es un Dios que salva y sana, hay razones para una fundada esperanza de vivir en alegría.
El mismo Sistema Preventivo es primero una espiritualidad pedagógica antes que una metodología administrativa u organizativa. Se trata de participar del amor preveniente de Dios por cada hijo e hija suyo. El salesiano y la salesiana con sus respectivas comunidades son llamados a hacer visible esta preventividad de la intervención de Dios en la historia en favor de los jóvenes sobre todo los más pobres.
Los días transcurrieron con diversos temas todos enlazados a la espiritualidad juvenil salesiana, con momentos de Lectio Divina, de silencio y desierto para interiorizar el paso de Dios en la vida de cada participante, con propuestas de signos corpóreos de oración y de entrega a Dios que culminaba ya en la tarde con la celebración de la Eucaristía.
Durante las comidas se leía en silencio trozos de un libro reciente sobre el perfil espiritual de San Francisco de Sales y luego se tenía unos momentos de comunicación fraterna y jovial. Como anécdota podemos decir que durante la recitación del Santo Rosario, las FMA se prepararon para las próximas Olimpiadas porque los SDB no se percataron que cada tranco dado entre una avemaría y otra, correspondía a varios apresurados pasos de una FMA. Una hermana al final del primer rosario recitado juntos decía: «Mídanme la presión»…con lo que se soltaron varias carcajadas y desde la noche siguiente nos integramos mejor para que el ritmo del andar fuese un poco más sosegado y compartido.
Madre Matilde Nevares FMA, inspectora de las Hijas de María Auxiliadora nos regaló en las buenas noches finales de los Ejercicios Espirituales una reflexión sobre el proceso de maduración que el Instituto de las FMA ha venido haciendo acerca la comprensión del rol fundacional de Don Bosco y de las mediaciones que acompañaron ese proceso con la percepción y aportación de Madre Mazzarello.
La presencia del Padre Inspector, P. Santo Dal Ben Lava y de la Madre Provincial Matilde Nevares junto con sus respectivos consejos inspectoriales consolidó la experiencia de formación conjunta.
Estos días de descanso y de oración han robustecido la fibra espiritual de cada hermano y hermana y la voluntad de reencontrarnos en los escenarios compartidos de la educación y de la evangelización. Los y las jóvenes, los padres de familia y los adultos de los ambientes populares han estado presente en la oración personal y comunitaria y en las temáticas trazadas magistralmente por el P. Rafael Borges. La gratitud a Rafael es grande y gozosa.