VATICANO (ACI/EWTN Noticias).- En la Audiencia General de hoy, ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco señaló que “la Iglesia es una sola para todos” y pidió a los fieles no ser de los que “privatizan la Iglesia para el propio grupo”.
El Santo Padre dijo que “la Iglesia es una sola para todos. No hay una iglesia para los Europeos, una para los Africanos, una para los Americanos, una para los Asiáticos, una para quien vive en Oceanía, es la misma en todas partes. Es como en una familia: se puede estar lejos, esparcidos por el mundo, pero los lazos profundos que unen a todos los miembros permanecen firmes cualquiera sea la distancia”.
El Papa recordó “la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. En aquella inmensa multitud de jóvenes sobre las playas de Copacabana, se sentían hablar tantas lenguas, se veían rostros de rasgos muy diversos entre ellos, se encontraban culturas diversas”.
“Y sin embargo había una profunda unidad, se formaba una única Iglesia, estábamos unidos y esto se sentía”.
“Preguntémonos todos: ¿siento esta unidad? O ¿Quizá no me interesa porque estoy encerrado en mi pequeño grupo o en mi mismo?, ¿Soy de aquellos que privatizan la Iglesia para el propio grupo, la propia Nación, los propios amigos?”.
Francisco exhortó a cuestionarse si “cuando siento que tantos cristianos en el mundo sufren ¿soy indiferente o es como si sufriese uno de mi familia?, ¿rezamos los unos por los otros? ¡Es importante mirar fuera del propio recinto, sentirse Iglesia, única familia de Dios!”.
El Santo Padre advirtió que “una de las cosas que más desunen a la Iglesia es el chismerío”.
“Un cristiano no puedes ser ‘chusma’, no puede andar hablando mal de otro. Le conviene primero morderse la lengua y después hablar mal de otro”.
Por ello, dijo el Papa, se debe “fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da, y también para favorecer el camino ecuménico”.
“Y, como esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo, hemos de pedirla con perseverancia en la oración”.