(ANS – Ciudad Juárez) – La última jornada del viaje apostólico a México del Papa Francisco ha sido densa de significado y de actividades. Luego de dejar la Ciudad de México a temprana hora a bordo del “Misionero de paz”, avión que aterrizó en el aeropuerto “Abraham González” de donde se trasladó en el Papamóvil hasta el Centro de Readaptación Social (Cereso 3). El Papa bendijo la capilla de la penitenciaría y ofreció comprensión y esperanza a los hombres y mujeres ahí recluidas.
“Celebrar el Jubileo de la misericordia – Les dijo el Santo Padre – con ustedes es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer. Es aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes. Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es invitarlos a levantar la cabeza y a trabajar para ganar ese espacio de libertad anhelado. Celebrar el Jubileo de la Misericordia con ustedes es repetir esa frase que escuchamos recién (pronunciada por Evelia, una de las presas del Cereso 3) al dar la bienvenida al Papa- tan bien dicha y con tanta fuerza: ‘Cuando me dieron mi sentencia, alguien me dijo: No te preguntes porqué estás aquí sino para qué’, y que este ‘para qué’ nos lleve adelante, que este ‘para qué’ nos haga ir saltando las vallas de ese engaño social que cree que la seguridad y el orden solamente se logra encarcelando”.
Más tarde, el Papa sostuvo un encuentro con trabajadores y empresarios. “Todos tenemos -dijo- que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; que sea un espacio para construir sociedad y ciudadanía. Esta actitud no sólo genera una mejora inmediata, sino que a la larga va transformándose en una cultura capaz de promover espacios dignos para todos”.
Luego de visitar el seminario conciliar de Ciudad Juárez el Papa fue al encuentro de unas 200 mil personas, para celebrar la eucaristía en el lugar llamado “El Punto”, cerca del límite fronterizo México-Estados Unidos. Como se esperaba, el Papa denunció no sólo las injusticias y dolores sufridos por quien se ve obligado a dejar su tierra, personas tratadas como “carne de cañón”, que buscan en algún modo “llegar al norte”. También alzó la voz denunciando las causas que obligan a las personas a dejar su patria y que hoy en día representa una tragedia humana de alcance global.
“Pidámosle -dijo al final de la homilía- a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas; pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres. ¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del Padre”.
Al término de la celebración, el Papa Francisco fue conducido al aeropuerto de Ciudad Juárez donde ha sido despedido, con el mismo clima afecto y respeto que cuando llegó, y ha emprendido el viaje de regreso a Roma a donde se espera llegue a las 14:45 (GMT+1) de hoy jueves.