(ANS – Roma)– El domingo 27 de abril será declarado santo el Papa Juan Pablo II, Karol Wojtyła, nacido en Wadowice (Polonia), el 18 de mayo de 1920, elegido Papa el 16 de octubre de 1978 y quien muere el 2 de abril de 2005.
La Iglesia de San Estanislao de Kostka de los Salesianos en Cracovia es la iglesia parroquial frecuentada por Karol Wojtyła durante su estancia en Dębniki entre los años 1938-1944. El joven Wojtyła a menudo oraba en la capilla de María Auxiliadora. En febrero de 1940 se reunió allí con Tyranowski, Siervo de Dios, quien participaba en los encuentros religiosos de los jóvenes, promovidos por los Salesianos. En esta iglesia, el 3 de noviembre de 1946, celebró una de sus primeras misas como sacerdote en presencia de los fieles.
En su largo y fructífero pontificado, el Papa Juan Pablo II expresó su paterna cercanía y su iluminado magisterio en relación con la Familia Salesiana. Todos los acontecimientos más importantes que han ocurrido en los últimos años están subrayados por la bendición, y a menudo, por la presencia del Papa, en particular con motivo de la celebración del centenario de la muerte de Don Bosco, «Año de gracia», enriquecido con indulgencias y dones especiales. Los días 2 al 4 de septiembre de 1988, visitó los lugares salesianos: la casa natal de Don Bosco y el templo del Colle, donde beatificó a la joven Laura Vicuña, la Catedral de Chieri, la Basílica de María Auxiliadora con los dormitorios de Don Bosco, y la Iglesia de San Francisco en Turín. El 24 de enero de 1989 proclamó oficialmente a Don Bosco como «Padre y Maestro de la Juventud».
En numerosos encuentros mantenidos con los salesianos y con otros grupos de la Familia Salesiana, como las visitas pastorales a Turín, las audiencias concedidas a los miembros de los Capítulos Generales y del Consejo General, el gran Papa ofreció y dejó un autorizado mensaje que se refiere tanto a la originalidad de «Santo» y «Fundador» de nuestro Padre Don Bosco, como a las necesidades y retos de encarnación actual del carisma salesiano, como compromiso educativo y pastoral hacia los jóvenes, el celo apostólico de la evangelización y de la misión, y la participación carismática y pastoral de los laicos.
Las intervenciones del Santo Padre fluyeron de forma simultánea desde una preocupación pastoral y de una personal y agradecida simpatía hacia Don Bosco: lo admiraba como un don del Espíritu del Señor a la Iglesia; convencido de su grandeza profética, vivía en armonía con su predilección por la juventud; admiraba su original metodología de educación en la fe, el criterio oratoriano y la sensibilidad hacia el mundo del trabajo, la apertura laical, la vinculación femenina, el audaz sentido de universalidad y la predilección por los pequeños y los pobres de las clases populares. En particular le gustaba destacar su intensa y operativa devoción mariana, fuertemente eclesial y de especial actualidad en los tiempo difíciles.
Con motivo de la canonización de Juan Pablo II, hacemos nuestro su testimonio y su invitación a la santidad, que durante el curso de pontificado nos ha recordado a través de la canonización y beatificación de diversos miembros de la Familia Salesiana. En particular en 2004, último año de su vida, el Papa hizo a la Familia Salesiana el regalo más hermoso, beatificando algunos representantes de los grupos originarios de nuestra familia: el P. Augusto Czartoryski, un SDB; sor Eusebia Palomino, una FMA; Alexandrina Maria da Costa, una cooperadora y miembro de ADMA (beatificados el 25 de abril de 2004, en la Plaza de San Pedro); Alberto Marvelli, un antiguo alumno (el 5 de septiembre de 2004, en Loreto).