(ANS – Roma) – Cuando nos aproximamos al 5 de agosto – fecha muy significativa para las Hijas de María Auxiliadora (FMA) – ANS ha dirigido a la Superiora General, Madre Yvonne Reungoat, algunas preguntas sobre el Instituto religioso, considerado por Don Bosco como un “monumento vivo” a María Auxiliadora, y su trabajo como superiora. Hoy ofrecemos la primera parte de la entrevista.
Recientemente ha terminado la «Verifica»; ¿cómo es el rostro y la salud del Instituto de las FMA? ¿Qué desafíos se presentan para el futuro?
En este momento hay aún dos grupos de Conferencias interinspectoriales que deben realizar la «Verifica» del CG XXII, donde confluirán las experiencias y la reflexión de las Inspectorías. Sin embargo, creo poder decir – también por el conocimiento adquirido a través de las visitas – que el Instituto goza de buena salud. En todas las hermanas hay un vivo deseo y compromiso de revitalizar el carisma. Se siente la necesidad de dar mayor profundidad espiritual a la propia vida y de reforzar el aspecto profético, fundándolo en su raíz mística. Se advierte también la exigencia de centrase en la calidad evangélica de las relaciones como comunidad FMA y como Comunidades Educativas. Es importante el camino realizado con los laicos, no sólo en el nivel de la colaboración, sino también como corresponsabilidad en la misión educativa. Se ha consolidado la convicción de una renovada opción por los pobres, en un mundo que se está empobreciendo paulatinamente, y se reconoce la importancia de dar vida a comunidades auténticamente vocacionales, donde los jóvenes se sientan acogidos y escuchados y donde puedan percibir la belleza y el dinamismo del carisma.
En síntesis: el camino del Instituto se sitúa entre el ya y el todavía no. Creo también que el mayor desafío, que engloba los demás, es la esperanza.
El Instituto de las FMA celebra 140 años de vida. ¿Cómo ha cambiado su identidad y su misión?
140 años de vida del Instituto representan para toda la Familia Salesiana un recorrido importante. Para nosotras FMA constituyen la celebración de la fidelidad de Dios y de nuestra respuesta a su amor, y son motivo de alegría y gratitud. La intuición de Don Bosco de dar a las chicas las mismas oportunidades que le ofrecía a sus chicos se hizo realidad gracias a la respuesta de algunas jóvenes de la Asociación de la Inmaculada en Mornese, que aceptaron su propuesta de consagrarse al Señor como religiosas según el espíritu salesiano.
En aquel pequeño centro de Monferrato, como de una semilla cultivada en tierra buena y fertil, comenzó el Instituto: era el 5 de agosto de 1872. La identidad de las FMA ha sido clara desde el principio: mujeres consagradas para la misión de evangelizar a través de la educación, con una fuerte identidad mariana. Don Bosco daba pleno testimonio de esto y María Domenica Mazzarello se sentía totalmente en sintonía con su proyecto de vida y su método de educación: el Sistema Preventivo. El Instituto ha crecido de un modo sorprendente y se ha extendido con una presencia que actualmente llega a 94 naciones del mundo y cuenta con cerca de 14.000 miembros que viven y trabajan en los cinco continentes.
El secreto está en el dinamismo del Espíritu que ha imprimido a nuestra Familia religiosa una dimensión misionera y un rostro universal. La identidad se ha profundizado a lo largo del tiempo y la misión educativa actualmente abraza también las nuevas fronteras, los nuevos areópagos en los que es posible encontrase con los jóvenes y despertar en ellos la búsqueda de sentido, educándoles para ser buenos cristianos y honrados ciudadanos, como quería Don Bosco. Este programa ha sido plenamente asumido por las FMA desde los inicios y actualmente está cada vez más unido a la promoción de sus derechos fundamentales y con el compromiso de evangelizar