Su nombre es Cindy Juliana Lasso Sarmiento, nueva voluntaria de la Familia Salesiana del Perú, quien llegó desde Bogotá, Colombia, con la esperanza e ilusión de conocer nuestra realidad y aprender nuevas experiencias. Ella, a través de su profesión, la Educación artística, quiere llegar a los corazones de los niños y niñas de la Casita de Acogida de Huancayo, lugar donde estará hasta diciembre de este año.
Motivada por el salesiano, Fredy Valdivia, sdb, quien se encuentra en Bogotá realizando su formación de Teologado, Cindy tuvo la oportunidad de conversar con el P. Juan Pablo Alcas, sdb, encargado de la Comisión de Animación Misionera y Voluntariado, para ver la posibilidad de formar parte de esta misión. “Yo quería tener una experiencia diferente, donde pudiera compartir mis conocimientos y mi cultura. Ser voluntaria era algo que deseaba desde muy joven”. Y hoy, tiempo más tarde, ese deseo se hizo realidad.
“Yo no te puedo cortar las alas”, fueron las palabras que su madre le dijo antes de partir. Con los ojos húmedos le expresó su apoyo incondicional, a pesar del miedo que podía sentir al dejar ir a su “tesorito”, como la llaman sus padres.
¿Tuviste preferencia por alguna región o tenías la disposición de ir donde te manden?
Yo estaba dispuesta a ir donde me necesiten. El hecho de que te reciban en una casa y te digan: te necesitamos, fue razón suficiente para aceptar la propuesta. Y, aunque tengo poco tiempo en la ciudad de Huancayo, me gusta mucho.
Los temores en esta nueva experiencia no la invadieron. Su principal objetivo es conocer a los niños, su historia de vida y ayudarlos en lo que ellos necesiten. Siempre con la confianza puesta en Dios.
Y en el tiempo que has estado en Huancayo, ¿Qué tanto conoces de cada niño?
A Huancayo llegué en Semana Santa, para esas fechas los niños se van a sus casas, así que en un primer momento no los pude conocer.
El lunes, por la mañana, llegaron los niños. Primero ellos te miran como diciendo ¿Quién es? ¿Qué viene hacer? Pero, conforme pasa el tiempo entramos en un clima de confianza, donde empieza un diálogo más fluido y amical.
Ayudarlos en sus tareas es una buena oportunidad para conocerlos. Con tan solo preguntarles ¿Cómo te ha ido hoy? ¿Cómo estás? , ya estas fortaleciendo un vínculo con el niño. Aún no conozco la historia de cada uno, porque son 18, pero sé que con el tiempo lo voy a lograr.
Muchas voluntarias y voluntarios como Cindy, también tomaron la decisión de servir a otros sin esperar nada a cambio, esperemos que esta comunidad de voluntarios crezca y se expanda por el mundo.