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Vaticano – La Marquesa de Barolo es Venerable

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(ANS – Ciudad del Vaticano) – Martes 5 de mayo, el Santo Padre Francisco ha autorizado a la Congregación para las Causas de los Santos, a promulgar el decreto concerniente a las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Giulia Colbert, Laica, Viuda y Fundadora de la Congregación de las Hijas de Jesús Buen Pastor y de las Hermanas de Santa Ana, declarándola Venerable.

Giulia Colbert (26 junio 1786 – 19 enero 1864), Marquesa Falletti de Barolo, ha sido una de las figuras femeninas turinesas más carismáticas del siglo XIX. Una gran bienhechora, que se ocupó sobre todo de las pésimas condiciones en que caían en aquella época las mujeres encarceladas, pero no sólo esto: fundó diversas instituciones asistenciales y mantuvo muchos contactos con numerosos personajes ilustres, desde el Rey Carlo Alberto, a Cavour, de Silvio Pellico a Don Bosco.

Nacida en Maulévrier, en la Vendée (Francia), se había casado en 1807 con el Marqués Trancredi Falletti de Barolo, del que está también en curso la causa de beatificación. Los dos cónyuges, muy acomodados, no pudieron tener hijos, pero decidieron adoptar como tales a los pobres de Turín, ciudad que en la época atraía a inmigrantes del campo y que fue salvada por figuras eminentes, desde el Cottolengo a Cafasso, desde Don Bosco al Faà de Bruno y también la pareja Carlo Tancredi y Giulia de Barolo.

Al comienzo del oratorio de Don Bosco encontrará acogida en las obras de la Marquesa, primero en el Refugio y más tarde en el Pequeño Hospital de Santa Filomena (de octubre 1844 a mayo 1845). El periodo transcurrido como director espiritual en las obras educativas de la Marquesa fue breve, pero dejó una señal indeleble en Don Bosco. La Marquesa, con su fe sincera y profunda, con su fuerte personalidad, su precisión y sinceridad, ayudó muchísimo a Don Bosco a permanecer con los pies tocando tierra; a desarrollar un sistema educativo impregnado de caridad, tolerancia y paciencia; a dar testimonio de una fe rica en confianza en el Angel custodio y en María, además de la fidelidad al Papa.

La Marquesa mostró siempre gran estima por Don Bosco y lo sostuvo en la promoción de sus obras. En una carta escrita a Don Borel el 18 de mayo de 1846, después de haberse referido a Don Bosco como “el mejor”, afirma: “Me gustó su manera de ser desde el primer momento; le encontré como una mezcla de recogimiento y de sencillez propias de un hombre de Dios”. Con intuición materna y femenina había captado que la salud de Don Bosco corría riesgo, abrumado por el peso del trabajo educativo y pastoral de sus obras; aún más, estaba con razón preocupada por la salvaguarda del carácter específico de sus obras respecto a las de Don Bosco a favor de los chicos.

Giulia y Carlo Tancredi: modelo de comunión conyugal perfecto. Despojados de todo orgullo patricio, se mezclaron y hasta se confundieron entre los pobres con la idea fija en la transformación de los sistemas para lograr hacer justicia donde ésta brillaba por su ausencia.

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