ANS.- En Sicilia, en el cambio del siglo XIX y XX sor Magdalena Morano, Hija de María Auxiliadora, se destaca entre las figuras que más contribuyeron a la promoción humana y cristiana de los pobres. Su secreto estaba en su gran fe en Dios, que le permitió llevar adelante una febril actividad educativa y evangelizadora, catalizada por un proyecto de santidad para ser difundido a toda costa.
Intuyó claramente que el objetivo principal de todo el trabajo educativo consistía en facilitar el encuentro con el Señor del que dependía también la calidad de vida. Se preocupaba que sus hermanas cultivaran el «espíritu de oración» en las estudiantes; de ella se decía: «cuando oraba parecía un Serafín en oración, lo que nos empujaba a imitarla».
A pesar de que entre las chicas populares hubiese ignorancia religiosa, logró abrir el primer oratorio de Santa María del Auxilio y más tarde el de la parroquia de San Cósimo. Bajo encargo del Card. Nava, Madre Morano trabajó durante nueve años en la catequesis parroquial, tanto que quiere llamarla «su obra».
El testimonio y la intercesión de la Beata Morano acrecienten entre los miembros de la Familia Salesiana, el deseo de comunicar la alegría de haber encontrado al Señor.