«Monseñor Octavio es protagonista de la nueva evangelización porque conoce la gramática de Dios. Su vida habla del lenguaje del Buen Pastor, que es ‘buena noticia’ para jóvenes y adultos del tercer milenio. Como hermoso vitral, su existencia deja pasar la luz de Cristo, el Señor. Conocerle fue su ciencia más eminente y revelar el insondable misterio de su amor, su alegría más íntima.
Monseñor Octavio ha sido y es ejemplo de inculturación de la fe en el mundo contemporáneo. Conocerlo nos estimula a trabajar para contener la deriva cultural del hombre actual. En efecto, el testimonio de su vida sacude la superficialidad del hombre y la tentación de construir existencia sin Dios. Su santidad -y la de tantos y tantas como él- es el mejor estímulo educativo que podemos ofrecer a los jóvenes de hoy» (P. Santo Dal Ben SDB).