Es una figura rica, una mina de sabiduría de la cual extraer, tomando como la abeja de flor en flor, algunos de sus reflexiones sobre la fe: “La fe es el rayo celestial que nos hace contemplar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios”, “Digamos así: Dios es el pintor, nuestra fe es la pintura, los colores son la palabra de Dios, el pincel es la Iglesia”, “La fe es la gran amiga de nuestro espíritu y puede, en buena dirección, hablar con las ciencias humanas”, “La salvación está indicada por la fe, preparada por la esperanza, pero es dada solo por la caridad”, “Las tentaciones contra la fe van directo a la inteligencia para inducirla a disputar, a conjeturar y a soñar” .
Un decálogo salesiano
Este texto se encuentra escrito en un poster en el castillo de Allinges, lugar de descanso y de oración de san Francisco en el período de la difícil misión de evangelizar el Chablais. El texto ha sido compuesto por los Misioneros de san Francisco de Sales.
1. Ante todo, buscar el agradar a Dios: “Este es el centro de mi alma y el polo inamovible, en torno al cual giran todos mis deseos y todos mis movimientos”.
2. Nada por la fuerza, todo por amor: “Esta es la regla general de nuestra obediencia: es necesario hacerlo todo por amor, y nada por la fuerza. Es más necesario amar la obediencia que temer la desobediencia… os dejo el espíritu de libertad, el que excluye la imposición, el escrúpulo y la agitación.
3. Nada pedir, nada rehusar: “Permanecer en los brazos de la Providencia, sin detenernos en ningún otro deseo sino el querer lo que Dios quiere de nosotros”.
4. Ir desde lo interior hacia lo exterior: “Nunca he podido aprobar el método de los que para reformar al hombre, comienzan por su exterior: el porte, los vestidos, los cabellos. Me parece más bien que ha de comenzarse por dentro… Pues siendo el corazón el manantial de las acciones, estas serán como sea aquel… Aquel que lleva a Jesús en su corazón, pronto lo manifestará en todos sus actos exteriores”.
5. Andar tranquilamente, “con una dulce diligencia”. “La prisa, la agitación no sirven para nada; el deseo de una vida espiritual es bueno, pero debe ser sin agitación”. “La curación que se hace tranquilamente siempre es la más segura” “Debemos ser lo que somos y serlo bien, para hacer honor al Artífice de quien somos hechura”.
6. Pensar solo en el “hoy de Dios”. “Pensemos en hacer bien nuestras cosas hoy, y cuando llegue el día de mañana, también él se llamará hoy, y entonces pensáremos en él”.
7. Comenzad de nuevo cada día: “Cada día debemos comenzar nuestro progreso espiritual, y pensando bien en él, no nos extrañaremos de encontrar en nosotros miserias. No hay nada que ya esté totalmente concluido; es necesario volver a empezar y volver a empezar con buen ánimo”
8. Aprovechar todas las ocasiones: “Soportar con dulzura las pequeñas injusticias, las pequeñas incomodidades, las pérdidas de poca importancia que ocurren cada día. Estas pequeñas ocasiones vividas con amor conquistarán el corazón de Dios y lo harán todo vuestro”.
9. Estar alegres: “Id adelante con alegría y con el corazón lo más abierto que podáis; y si no podéis ir siempre con alegría, id siempre con valor y confianza”.
10. Vivir en espíritu de libertad: “Yo no siento ningún escrúpulo por dejar mi reglamento de vida cuando lo requiere el servicio de mis ovejas… Dios me concede la gracia de amar la santa libertad de espíritu así como odiar la disipación y el libertinaje”.