Un santo particulamente amado por muchos jóvenes y madres que esperan un bebé o desean tenerlo. Un día Don Bosco quiso dar un signo de afecto especial a los jóvenes de la casa y les dio facultad de pedir, en un papel, cualquier cosa que fuese posible para él, con la promesa de que sería concedida. Cada uno puede imaginar fácilmente las extravagantes solicitudes realizadas. Domingo Savio, tomó un pedazo de papel, escribió solo cinco palabras: «Pido que me haga santo».
Don Bosco le mostró la receta para convertirse en santo, tres ingredientes necesitas mezclar juntos: la alegría, lo que perturba y quita la paz no agrada al Señor; el cumplimiento de los deberes de estudio y de oración; hacer el bien a los demás. Domingo Savio siguió la receta recomendada por su padre y maestro, y pronto cruzó la línea de meta de la santidad.