ROMA (EFE).- El papa Francisco asistió ayer al Estadio Olímpico de Roma para participar en la Asamblea anual de la Renovación Carismática Católica (RCC), a cuyos integrantes exhortó a “adorar” a Dios, pero sin “controlarlo”.
“El peligro de la renovación es la excesiva organización. La organización es buena, pero hay que dejar a Dios ser Dios para que dirija, guíe y oriente a cada persona en cada momento. Son dispensadores de la gracia de Dios y no controladores. El fundamento de la renovación debe ser adorar a Dios”, afirmó el Pontífice.
Se trató de la primera vez que un Papa acude a una cumbre anual de este movimiento que surgió tras el Concilio Vaticano II y que habitualmente tiene lugar en Rímini, al norte de Italia.
La RCC es un movimiento de la Iglesia católica que nació en un retiro de treinta estudiantes y varios profesores de la universidad de Duquesne, en Pensylvania (Estados Unidos) a principios de 1967 y se extendió con rapidez por ese país y por Latinoamérica.
Juan Pablo II lo definió en su momento como “una manifestación elocuente de la vitalidad siempre joven de la Iglesia, una expresión vigorosa de lo que el Espíritu está diciendo a las iglesias al final del segundo milenio”.
Considerada una de las respuestas laicas al Concilio Vaticano II (1962-1965), este movimiento católico tiene como ejemplo a las comunidades cristianas primitivas.
El Papa accedió ayer al estadio al ritmo de “Osana en el cielo”, coreado por cerca de 52,000 fieles católicos procedentes de 52 países, según los organizadores de la trigésimo séptima asamblea.
Le pidieron que cantara con ellos el tema “Viva Jesús, el señor”, una demanda que causó sorpresa en Francisco por tratarse, dijo, de una de sus canciones favoritas.
Banderas de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, pero también de la Unión Europea y de los Estados Unidos llenaron de color este espacio deportivo en el que estuvo Juan Pablo II en 1984.
Esta vez, Francisco lo hizo para asistir a esta convención que termina hoy y que tiene por lema “¡Conviéntanse! ¡Crean! ¡Reciban el Espíritu Santo!”.
Los asistentes corearon durante gran parte del acto el nombre del Papa con tanta energía que le impidieron continuar con su discurso en varias ocasiones.
Mostraron así su alegría por recibir a un Pontífice que admitió el pasado año que no era partidario de esta agrupación. No obstante, meses después Francisco cambió su opinión y les reconoció su actividad además de decirles que tenían buenos asesores religiosos.
“Las noticias corren, así que les contaré que hace un año no me gustaba este movimiento carismático, pero después me di cuenta de que aman a la Iglesia”, reconoció el Papa Francisco.El acto, que duró una hora, estuvo repleto de recomendaciones y consejos por parte del Pontífice a estos jóvenes que reflexionan sobre cómo renovar la Iglesia.”Hace un año me comentaron que siempre llevaban una Biblia con usotedes. ¿Lo hacen todavía? No estoy tan seguro, les pido que vuelvan a ese primer amor y que lleven siempre con ustedes la palabra de Dios”, sentenció.
Durante la ceremonia, algunos carismáticos subieron al escenario para trasladar al obispo de Roma su júbilo por conocerlo.”Es una emoción increíble, estamos esperando desde hace 47 años a que el Papa se encontrara con la Renovación, una emoción tan grande que nos hemos puesto en camino todo el tiempo que fuera necesario para encontrarnos con él”, afirmó una de las fieles que asistieron al acto, momentos antes de la llegada de Francisco.
Fuente: Diario de Yucatán