(ANS – Santa Cruz) – El acceso a la educación y a la oportunidad de desarrollo son dos elementos clave para combatir la plaga del trabajo de menores, que atañe a los niños más vulnerables en algunos lugares de los más pobres del Planeta. Con centenares de escuelas y programas de formación profesional en más de 140 países, la Familia Salesiana se sitúa en primera línea en este frente. Un buen ejemplo del trabajo hecho en este sentido es el realizado por las Hijas de María Auxiliadora en Santa Cruz, Bolivia, con su “Casa Maín”.
Puesta en marcha en 1992, la casa-familia para niñas en riesgo, Casa Maín ofrece acogida, comida nutritiva y educación a las niñas y a las jóvenes con escaso acceso a la educación y que viven en condiciones propias de la calle. En la actualidad, la estructura hospeda a más de 160 niñas, divididas, según la edad, en las tres estructuras de que se compone el centro.
Las más jóvenes, que frecuentan la escuela elemental, viven juntas en una casa que recibe la ayuda de algunos estudiantes voluntarios de la escuela secundaria. Una segunda estructura ofrece refugio seguro y una acogida al mismo nivel a las chicas que frecuentan la escuela secundaria; mientras que la tercera está destinada a las jóvenes que frecuentan la universidad local. Para estas últimas la estructura es un verdadero recurso, que les permite terminar los estudios en un ambiente estable, a la vez que aprenden a vivir de manera independiente. Y además de los cursos académicos, las jóvenes mujeres y las chicas de la casa aprenden también habilidades comunicativas y la gestión de conflictos.
Se ofrecen otros cursos de tarde y, en los fines de semana, de materias como danza, gimnástica y artesanado tradicional. Recientemente, las responsables de Casa Maín han organizado un taller de tres semanas para enseñar a las chicas competencias informáticas de base, dactilografía, elaboración de textos y dibujos para prepararlas así al trabajo.
“Niñas y jóvenes en grado de obtener una formación tienen la fuerza y capacidad de llevar una vida económicamente independiente, muchas veces se casan a una edad más avanzada y tienden a tomar mejores y más acertadas opciones no solamente respecto a su propia vida, sino también de sus familias y de las comunidades”, afirma don Mark Hyde, responsable de la Procura Misionera Salesiana de New Rochelle.