(ANS – Roma) – Un tiempo de trabajo específico fue dedicado, en la mañana del miércoles 26 de febrero, a la información sobre el sector de la Economía: una presentación clara y completa.
La congregación en su conjunto se encuentra en buen estado de salud, empezando por el recurso principal que está constituido por las personas de los Salesianos, que viven con un nivel de vida pobre y con gran laboriosidad cotidiana.
Muy a menudo en las Inspectorías la economía es vivida con vigilante atención, incluso con la ayuda del “scrutinium paupertatis”.
Existe una creciente convicción de que una buena gestión económica debe sustentarse en los principios de la transparencia, de la profesionalidad, del compartir y la corresponsabilidad en el conocimiento de las situaciones y en los momentos de toma de decisiones.
Es grande la solidaridad entre las Inspectorías y en las ocasiones de eventos imprevistos por calamidades de diversa índole.
Se trata de una compleja realidad articulada que en su conjunto se mantiene bajo control y gestionada con gran cuidado.
Ha cambiado el escenario mundial, que tiene sus consecuencias también para la congregación, tanto en las tareas encomendadas a la Dirección General, como en las Inspectorías.
Otro momento de específico compromiso fuel el dedicado a la realidad que se conoce con el título de «disciplina religiosa», una realidad que más allá de la terminología que parece severa, lleva a reflexionar sobre las condiciones que se hacen presentes para ser fieles a la vocación y a la misión. En resumen se podría decir que la disciplina religiosa es el carisma, como el cuerpo al alma.
El anterior Capítulo General pidió verificar la calidad de la vida consagrada a partir del voto de obediencia, pero sin excluir otros.
Es un proceso continuo que requiere siempre una mejora, con una renovada modalidad de ejercicio de la obediencia, con un estilo de vida más sobrio, con una mayor transparencia desde lo económico y con una audaz vigilancia en la castidad.
Al reflexionar sobre la disciplina religiosa significa pensar en la calidad de vida salesiana como familia, en sus momentos de alegría y también en aquellos de sufrimiento.
En este contexto, sigue siendo fundamental el referente de la carta del Rector Mayor: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos (Jn 15, 5a). La vocación para permanecer siempre unidos a Jesús para tener vida»(ACG 408), en el que se afronta la realidad de la fidelidad y de la disciplina religiosa, garantizada por la unión al Cristo.