(ANS – Roma) – En relación con la Solemnidad de la Pascua, el Rector Mayor entrega a la Congregación una nueva carta circular. «Vocación y formación: don y tarea». Su objetivo es ilustrar la belleza y las exigencias de la vocación y la formación salesiana, y al mismo tiempo la situación actual de inconsistencia vocacional. La carta está dividida en dos partes fundamentales.
Consistencia y fidelidad vocacional
El Rector Mayor evidencia la necesidad de ayudar a los jóvenes hermanos a lograr una consistencia vocacional y a los que han tomado decisiones definitivas a vivir la fidelidad vocacional. La debilidad vocacional está especialmente demostrada por las estadísticas que el Rector Mayor quiere dar a conocer a toda la Congregación para que sea consciente de los problemas y, por lo tanto, ayuden a asumir la responsabilidad.
Son evidenciados dos aspectos complementarios, causas fundamentales de una falta de consistencia y fidelidad vocacional:
- una concepción errónea de vocación; a veces se identifica con un proyecto personal motivado por las necesidades de autorrealización. Para comenzar el camino de la vida consagrada salesiana a menudo hay razones no válidas o débiles, a veces inconscientes; si no se purifican las motivaciones, será inevitable ir al encuentro de la fragilidad vocacional o la infidelidad.
- la cultura en la que se vive, que ofrece oportunidades y riesgos. Es sobre todo la visión antropológica que constituye un recurso, pero también un desafío para el camino vocacional. Se trata de la exigencia de autenticidad, del sentido de la libertad, de la historicidad, de la búsqueda continua de experiencias, de la apreciación de las relaciones y de las emociones, de las dificultades para la renuncia y de la fidelidad, en un contexto de posmodernidad y multiculturalismo. Estos aspectos antropológicos, aunque desafiantes, son imprescindibles para una vida consagrada que quiere ser plenamente humana y por lo tanto creíble.
Vocación y formación
La vocación es el fundamento del camino formativo y la formación está al servicio del pleno desarrollo de la vocación. Ambos son un regalo y una tarea.
La vida de cada persona es una vocación; y la vida es por tanto una respuesta a la llamada de Dios. La vocación no es ante todo un proyecto humano, sino el plan que Dios tiene para cada uno: un plan para reconocer, aceptar y vivir. El descubrimiento de una vocación es el origen de la realización de la propia vida; se necesita una vida para vivir la vocación. Es una llamada para una misión que está confiada por Dios; no hay vocación sin misión. Por esto la misión, con la vocación, da forma y contenido a la formación.
La formación es un proceso continuo de identificación con la vocación recibida. Por ello la carta presenta la identidad de la vocación consagrada salesiana y sus metodologías formativas que aseguren el proceso de identificación. La adquisición de la identidad es el objetivo de la formación.
Don Chávez propone, como objetivos, los elementos fundamentales de la identidad vocacional salesiana: enviados a los jóvenes (conformación a Cristo, Buen Pastor); convertidos en hermanos de una única misión (la vida común lugar y objeto de la formación); consagrados para Dios (testimoniar la radicalidad del Evangelio); el compartir la vocación y la misión (animar comunidades apostólicas en el espíritu de Don Bosco); en el corazón de la Iglesia (contribuir a su edificación); estar abierto a la realidad para inculturar el carisma.
Para garantizar la adquisición de la identidad y por lo tanto favorecer el proceso de identificación vocacional, el Rector Mayor recuerda que la «Ratio» propone metodologías específicas y peculiares, que deben ser tomadas con una mayor conciencia y compromiso. Se trata de llegar a la persona en profundidad, animar una experiencia formativa unitaria, asegurar el ambiente formativo y la corresponsabilidad de todos, dar calidad formativa a la experiencia cotidiana, cualificar el acompañamiento formativo, prestar atención al discernimiento.
Al final de la carta del Rector Mayor hace una llamada para que la formación, inicial y permanente, se convierta en una «prioridad absolutamente vital» de la Congregación, y dirige una súplica a María para que acompañe, como lo hizo desde el principio y a lo largo de la historia, a la Congregación Salesiana.
La carta del Rector Mayor, que abre el número de las Actas del Consejo General número 416, es, aparte de los comentarios sobre el Aguinaldo 2014, la última carta temática de este mandato enviada por Don Chávez.
El texto completo de la carta está disponible por ahora en italiano y francés. Pronto será posible leer en los otros idiomas.