Un 8 de diciembre, de 1841, Don Bosco conoció a Bartolomé Garelli, un joven huérfano, analfabeto y sin formación cristiana que se convertiría en el primer muchacho del Oratorio. Por ello, en el día de la Inmaculada se celebra también el cumpleaños de la Obra Salesiana. Hoy en muchos ambientes salesianos se recuerda el nacimiento del oratorio y se celebra el Círculo mariano.
Después del encuentro con Don Bosco, Bartolomé Garelli volvió una semana más tarde con un grupo de amigos, jóvenes trabajadores como él. Poco a poco, se unieron más muchachos, algunos de los cuales procedían de la cárcel. Don Bosco les impartía catequesis y les ayudaba para que trabajaran en unas condiciones dignas. Los jóvenes se sentían queridos y “resultaban, al fin, buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
El Oratorio de Don Bosco se desarrolla entonces como una escuela donde los muchachos podían aprender un oficio útil, una iglesia donde asistir a los sacramentos y un patio para jugar sanamente con los amigos. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. Visitaba los lugares donde trabajaban sus muchachos para garantizar que no fueran víctimas de explotación, buscaba trabajos dignos para muchos de ellos y hacía que los patronos firmaran con él contratos que garantizaran los derechos de los muchachos y jóvenes, anticipándose así a la legislación laboral internacional.
En mayo de 1847 comienza una nueva dimensión en el Oratorio. Hasta entonces los muchachos tenían que buscarse por su propia cuenta el lugar donde dormir, muchos de ellos lo hacían en la calle. Con un muchacho huérfano que le pidió posada, Don Bosco y Mamá Margarita, inician el internado en Valdocco. Para 1869, había ya 375 internos y eran más de 800 los muchachos que habían pasado por el internado en años anteriores.
La historia del carisma salesiano, sobre todo la experiencia de los primeros años de Valdoco, está llena de tantos 8 de diciembre, en los cuales se experimentó la presencia materna de María Inmaculada y se concretó la confianza de Don Bosco y de sus hijos a la Virgen Madre.
Fuente: Don Bosco. es