Rodeado por casi toda su familia, -que viajó desde Galicia hasta Madrid-, por amigos sacerdotes salesianos encabezados por el Rector Mayor, don Ángel Fernández Artime, y el Inspector de Santiago El Mayor, don Juan Carlos Pérez Godoy, y acompañado del personal de su penúltimo destino -la editorial CCS-, y del actual -Misiones Salesianas-, José Antonio San Martín Pérez celebró el pasado sábado, una semana después de la fecha de la efemérides, sus bodas de oro como sacerdote salesiano con una sencilla eucaristía de acción de gracias. Alrededor de un centenar de personas participó de su alegría en la sede de Misiones Salesianas.
La alegría de reunir a tantos familiares, compañeros y amigos marcó una sencilla celebración de acción de gracias por los 50 años de sacerdocio, de vida salesiana y de servicio a los demás, especialmente a los jóvenes. Ése fue el sentido que José Antonio San Martín «nada amigo de ser el protagonista», según las palabras del propio Rector Mayor, quiso dar a la celebración del pasado sábado.
La participativa eucaristía contó con la intervención en las peticiones de algunos de los sobrinos y sobrinos-nietos de don José Antonio. El anterior procurador de Misiones Salesianas, don Agustín Pacheco, actualmente director de la Fundación Don Bosco en el Mundo, en Roma, leyó el Evangelio y el Rector Mayor, sucesor suyo como Inspector de León, realizó la homilía.
La siguiente etapa del homenaje fue un vídeo a modo de resumen de imágenes, fechas y lugares de estos 50 años de vida sacerdotal salesiana que fue presentado por el protagonista. Muy agradecido siempre a sus padres y hermanos, «que me dejaron elegir con libertad», don José Antonio narró cómo surgió esa vocación que ni se planteaba en el colegio salesiano en el que estudiaba tras hablarle un salesiano que era misionero.
Por último, todos los asistentes compartieron fotos y anécdotas en el Museo Misionero Salesiano con un aperitivo brindando por estos 50 años de servicio a Don Bosco y todos lo que están por venir.
«Podía haber seguido en el negocio familiar, pero mis padres un día hablaron conmigo y me dijeron qué quería ser en la vida, y yo les dije que sacerdote salesiano, y no he tenido tentaciones de arrepentirme nunca, porque siempre he estado muy a gusto en todos los destinos donde he estado».
Fuente: Misiones Salesianas