(ANS – Nueva York) – Lunes, 24 de septiembre en el Palacio de Cristal de las Naciones Unidas en Nueva York los salesianos han realizado un encuentro titulado «Responsabilizar a los jóvenes para cambiar la sociedad». Autoridades eclesiásticas, representantes de los gobiernos y de los Salesianos han presentado la eficacia e importancia del carisma salesiano para transformar a los individuos y las sociedades.
El evento se realizó en el marco de la 67 ª Asamblea General de la ONU y en la Reunión de Alto Nivel sobre el Estado de Derecho, gracias a la colaboración de la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede y de la Misión Permanente de Honduras ante las Naciones Unidas. De gran ayuda fueron también don Thomas Brennan, sdb, representante de la Congregación Salesiana en las Naciones Unidas, y el Sr. Miguel Rimarachin, ex alumno salesiano, miembro del personal de la ONU.
En sus discursos de apertura, el embajador de Venezuela, Jorge Valero, y la de Honduras, Elizabeth Flores, se han referido al impacto positivo de las obras salesianas en favor de los jóvenes, especialmente de los pobres, marginados o problemáticos – en sus propios países y en América Latina, en particular mediante la educación. El embajador Valero señaló que la UNESCO considera a los salesianos «la mayor agencia educativa que existe en la actualidad».
Mons. Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, habló del papel de la familia para ayudar a los jóvenes a convertirse en agentes de cambio en la sociedad. Subrayó, por otra parte, la necesidad de superar el individualismo para alcanzar el bien común. Las mismas sociedades deben contribuir a crear oportunidades para que los jóvenes puedan desarrollar todo su potencial, lo cual sólo es posible cuando los jóvenes son vistos como protagonistas y no como un problema de la comunidad.
En su papel de Presidente de Caritas Internationalis, el cardenal salesiano Oscar Rodríguez Maradiaga, presentó la promoción eficaz de los jóvenes como elemento de transformación en todo el mundo. Citando ejemplos de proyectos salesianos y Cáritas, habló con entusiasmo acerca de la generosidad de los jóvenes. Señaló que muchos chicos y chicas dan en el voluntariado tiempo y talentos para mejorar la vida de los demás. La transformación de la sociedad, dijo el cardenal, a menudo comienza con el entusiasmo, el fervor y la creatividad de los jóvenes, que nos estimulan a ver las cosas de una manera nueva y acercarse a la vida con pasión y dedicación.
A continuación habló el Ecónomo General de la Congregación Salesiana, el coadjutor salesiano Jean Paul Muller, con una amplia experiencia en el campo de los proyectos de educación y desarrollo. El sr. Muller ha destacado una serie de ejemplos concretos y buenas prácticas desarrolladas por los salesianos en el mundo que permiten a los jóvenes escapar de la trampa de la pobreza y vivir libres de la necesidad y el miedo. Hizo hincapié en la pedagogía del trabajo e instó a ayudar a los jóvenes a ganarse un estipendio y a gestionar los recursos financieros con atención, conciencia y justicia.
Todos los oradores hicieron hincapié en que la misma voz de los jóvenes es importante. Se trata de escuchar sus sueños y aspiraciones, sus luchas y desafíos, si se les quiere ayudar a crear entornos propicios y sociedades más acogedoras, equitativas y justas. «Nada sobre nosotros, sin nosotros» se ha convertido en un grito de guerra para muchas personas en la sociedad civil que tratan de lograr el bien común. Los jóvenes tienen necesidad de consideración. En muchas sociedades, no tienen acceso al poder o se les priva de la oportunidad de influir en los debates que afectan a sus vidas. La creación de grupos centrados en los jóvenes, con el fin de expresar sus preocupaciones, puede cambiar este estado de cosas.
El desempleo juvenil debe ser señalado como el trabajo infantil y la utilización de niños soldado. Los sistemas de protección social, que prevén las necesidades básicas de los jóvenes, les permiten desarrollar mejor todo su potencial, ya que crean un ambiente propicio para el crecimiento y el desarrollo. Facilitándoles el acceso a la educación, salud, agua y servicios higiénicos, les dispone a crecer como ciudadanos productivos. Las oportunidades para las actividades deportivas y de ocio se deben estimular y ofrecer. Excursiones culturales y atraer a los jóvenes al patrimonio cultural local y al de otras culturas les da más recursos para participar en un mundo globalizado.
La espiritualidad es un valor fundamental de la perspectiva salesiana. Despertar una apertura a Dios, a Su obra y Su presencia en la vida de individuos y sociedades es esencial para fomentar la confianza y la responsabilidad de los jóvenes. Hay que animar a los jóvenes a desarrollar su vida espiritual, sin proselitismo. La experiencia salesiana de trabajo en culturas donde el cristianismo es la religión más difundida, ha aumentado el conocimiento de la espiritualidad entre los salesianos y la conciencia de la necesidad del diálogo interreligioso.
Al final de los informes, el presidente de Honduras, Porfirio Pepe Lobo, ofreció una respuesta sincera a la discusión que acababa de tener lugar. Señaló que si se quiere ayudar a los jóvenes a ser agentes de cambio, es necesario tener en cuenta los derechos humanos, los derechos del medio ambiente y un futuro marcado por la globalización, y también llamó a todos los miembros de la sociedad a un cambio interior.
Don Bosco respondió a las necesidades de los jóvenes de su tiempo y reta a los Salesianos de hoy a ser capaces de hacer lo mismo. Para ello hay que escuchar a los jóvenes y acompañarlos en el proceso de auto-descubrimiento y realización.