REDACCIÓN HO.- El Gobierno de la provincia de Buenos Aires, en manos del peronismo kirchnerista, ha aplicado la ley de identidad de género aprobada en 2012 en un menor de seis años de edad, nacido varón como su hermano mellizo, pero cuya madre, Gabriela Mansilla, asegura que ya a la temprana edad de dos años sabía lo que quería: «desde los dos años se identifica con el sexo femenino«, afirma, y añade que «desde que empezó a hablar, a los 18 meses, se identificó como una nena trans”. Lo que no se sabe muy bien y causa estupor es cómo un menor, que ahora pasará a llamarse oficialmente con el nombre femenino de «Luana», puede tener capacidad de discernimiento a tan temprana edad sobre una transexualidad, menos que exprese que se identifica con tal y aún mucho menos que entienda eso de «identidad sexual» o «de género».
Pese a ello, muchos medios se han apresurado a recoger la peculiar forma de vender la noticia del lobby gay como si de un logro de este colectivo se tratara, enfatizando que es “es el primer caso en el mundo, por la edad de Luana, que una persona transexual tiene su documento con su verdadera identidad de género sin judicializar el trámite», según ha celebrado el presidente de la llamada Comunidad Homosexual Argentina (CHA), César Cigliutti.
“La diferencia es esencial: es el Estado el que reconoce el derecho de identidad de Luana, lo que demuestra la igualdad de las personas en el marco de la ley de identidad de género», enfatizaba Cigliutti en rueda de prensa convocada al efecto. Pero, «el derecho de Luana» parece que ha dejado de residir en aquello a lo que responde todo derecho, la verdad objetiva, para forzar su fundamento en lo que de ella perciben otras personas, por muy allegadas que sean, y que no se corresponden a la naturaleza y ser del menor.
Escenario propagandístico
El nuevo DNI le ha sido otorgado después de que la Secretaría Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (Senaf) emitiera una resolución para que un Registro de las Personas revisara su rechazo a proceder en tal sentido, pese a que tal negativa había sido respaldado por un tribunal, argumentado principalmente que, al ser menor de 14 años, se presume que el menor carece del discernimiento adecuado. La madre, que contaba con el respaldo de la CHA, le escribió una carta a la presidenta Cristina Kirchner para que apoyara su causa tras el rechazo de la Senaf a su demanda. Después llegó la respuesta. En el acto de entrega del DNI a la madre, el mismo jefe de Gabinete de Ministros del Gobierno bonaerense, Alberto Pérez, pronunció un discurso . «Esta entrega a Gabriela y su hija Luana es una emoción y tiene que ver con la decisión del Gobierno de la provincia de Buenos Aires de poner en vigencia nuevos derechos y la Convención de los Derechos del Niño», dijo Pérez
El cambio de documento de Lulú, como llaman al menor, despertó un gran debate en la sociedad argentina, sobre todo por la temprana edad en la que se producía la modificación. Su madre defendió su posición en una entrevista publicada en el periódico Página/12, alineado con los dogmas de la ideología de género:“Todos los transexuales fueron chicos alguna vez. Si le preguntás a cualquier transexual, todo se resume y se vuelve a su primera infancia. Todos recuerdan lo que sentían cuando iban al jardín de infantes. Pero recibieron represión, castigo. Les dijeron: «Vos no sos, vos naciste con estos genitales entonces tenés que tener este género». Pero los genitales no determinan la identidad de una persona”, señalaba. La mujer, por cierto, anunció que no daría más entrevistas que esa, tras cuenta que su hija es feliz desde que a los cuatro años comenzó a ser tratada y vestida como mujer.
El respeto y la identidad los da un DNI, dice la madre
“Queremos sacarle el DNI para ahorrarnos todas esas situaciones que teníamos cuando la llevábamos a la guardia [médica]”, explicaba Mansilla. “El DNI le da identidad, respeto», añadía. «No es un nene que quiere ser nena. Es una nena trans y tiene derechos, a estudiar, a practicar un deporte, a ir a un médico y que la atiendan como ella necesita. En todos lados piden el documento. La gente confunde identidad con orientación sexual. La tratan como homosexual”, añadió Mansilla.