REDACCIÓN HO.- ‘Nathan’ Verhelst murió este domingo en Bélgica tras solicitar la eutanasia, según informa el rotativo británico ‘ The Telegraph’. Nancy, como se llamaba, no había quedado satisfecha con los tratamientos y operaciones para cambiar su sexo al masculino. En 2009 realizó una terapia hormonal, a la que siguió una mastectomía para quitarse los pechos y la implantación de un pene el pasado año. Sin embargo, no quedó complacida con el resultado.
En declaraciones a la prensa belga daba cuenta de una infancia difícil: » A diferencia de trato a mis hermanos, me dieron como habitación un almacén de encima del garaje. ‘Me gustaría que hubiera sido un niño’ , se quejaba mi madre: «Yo era tolerada, sin más …» Verhelst señalaba la presión de su familia y como en su adolescencia «se sentía mejor como hombre». «Yo estaba dispuesto a celebrar mi nuevo nacimiento», señalaba en alusión a sus operaciones de cambio de sexo. «Pero cuando miré en el espejo, me enfadé conmigo mismo. Mis nuevos pechos no coincidían con mis expectativas y mi nuevo pene tiene síntomas de rechazo. No quiero ser… un monstruo.»
El caso de Nathan reabre el debate sobre la eutanasia en Bélgica, tras la aprobación de la ley de muerte asistida en 2002. Las estadísticas muestran un aumento de las muertes con asistencia médica. En 2012 se registraron 1.432 casos de eutanasia, un 25% más que el año anterior.
Un oncólogo con práctica en eutanasia
El médico que le realizó la eutanasia a Nathan Verhelst , el oncólogo Wim Distelmans,defendió su actuación y explicó que la decisión de la paciente no tiene que ver con la fatiga de la vida», sino que en su opinión, ‘Nathan estaba en una situación incurable, un sufrimiento insoportable. Sufrimiento insoportable para decidir la eutanasia puede ser tanto físico como psicológico». Distelmans es el mismo doctor que a finales del año pasado practicó la eutanasia por inyección letal a los gemelos Marc y Eddy Verbessem, de 45 años y congénitamente sordos, después de que estos mostraron su miedo cuando les indicaron que podrían quedarse también ciegos. Su petición de eutanasia fue rechazada por su hospital local. Fue entonces cuando Distelmans se ofreció a practicársela,aludiendo a lo mismo que ha esgrimido con Verhelst, que padecían «un sufrimiento psicológico insoportable».