(ANS – Bangui) – Han transcurrido entre el temor y la espera de novedades las últimas horas en Bangui, capital de la República Centroafricana. El ejército francés se dedica a la labor de desarme de los combatientes, mientras que en los centros salesianos la población de refugiados continúa a esperar con ‘esperanza’, a pesar de las dificultades.
La situación sigue siendo tensa en la capital, después de numerosos enfrentamientos en los días anteriores: 394 muertos confirmados hasta el sábado, según la Cruz Roja, pero se cree que las víctimas pueden ahora ser incluso más de 1.000. Y de acuerdo con la UNICEF los desplazados son actualmente 480.000, de una población de 4,5 millones de personas.
El contingente francés, que se elevó a 1.600 hombres en las últimas horas, está dedicado a la investigación y a la extracción de los combatientes. Mientras la población civil espera una solución definitiva a los problemas de inestabilidad que vienen desde hace mucho tiempo.
«La guerra que estamos viviendo en la República Centroafricana, para mí es anarquía, porque nos damos cuenta de que el problema no es el poder, sino otra cosa – dijo una fuente local – Porque va casi un año que Sekela tomó el poder y, sin embargo el país todavía se está hundiendo».
Los salesianos de la capital han recibido desde el inicio miles de personas que huyen de la guerra y en búsqueda de refugio. Todo comenzó el jueves por la noche, con los primeros disparos. Luego a las 7:00 am., cuando los religiosos abrieron las puertas de las obras para ver lo que estaba sucediendo, se encontraron invadidos por muchísimas personas que corrían por todos lados y pedían ayuda.
A pesar de las dificultades y el gran trabajo que deben enfrentar en la actualidad, los salesianos en Bangui, en las obras de Damala y Galabadja, siguen comprometidos por la población y para promover una cultura de paz, en la convicción de que solo a través de una paz duradera se podrá contribuir plenamente a la formación de los jóvenes y garantizar un futuro brillante para el país.