(ANS – Roma) – A pocos días de la publicación, don Fabio Attard, Consejero para la Pastoral Juvenil, nos ofrece una breve lectura salesiana de la encíclica Lumen Fidei.
De este documento hemos oído hablar mucho; ahora que lo tenemos a la mano, es importante no solo leerlo, sino estudiarlo. Para nosotros, salesianos, educadores de los jóvenes, la encíclica parte desde un punto clave: la fe es una experiencia relacional.
En la presentación de los personajes bíblicos, como Abraham y Moisés, Juan y Pablo, esta fe relacional está marcada por el amor y por la fidelidad: un Dios confiable, un Dios fiel. Es una fe que hace protagonista no solo a Dios, la llamada es suya, pero hace también protagonista la persona del creyenteque recibe la invitación. En la escucha, marcada por la libertad y enriquecida con la inteligencia, el creyente llega a ver, hasta el punto de ser tocado en el corazón por Dios. Una fe que no se degenera en una carga que soportar, sino que se traduce en un regalo para el bien personal y común que no puede ser soportada únicamente por los principios vagos, de libre interpretación. Una fe, por último, que abre el horizonte de sentido, asegurándose de que la experiencia del «yo» evite el individualismo, para proyectarse hacia el ‘nosotros’ que se convierte en una comunidad, la Iglesia.
Para nosotros salesianos, pastores y educadores, son muchos los motivos para estudiar la encíclica.
En primer lugar, la Lumen Fidei nos da la oportunidad de excavar el fundamento de nuestra fe, tanto desde el punto de vista espiritual, así como desde el punto de vista teologal. No es un lujo si dedicamos un poco de tiempo para renovar la inteligencia afectiva de nuestra fe. A los jóvenes el vernos capaces de dar razones de nuestra fe les hace mucho bien.
La encíclica afronta el tema de una manera muy pedagógica. Se presenta con un estilo que hace dialogar la inteligencia con el anhelo de lo divino. Es un documento que proporciona una metodología de conocimiento de la fe que no tiene miedo de confrontarse con las preguntas fundamentales que hoy marcan la cultura globalizada. En relación a los diferentes procesos de educación en la fe, en los diversos contextos de la presencia salesiana, incluyendo los multi-religiosos, el contenido está muy conectado con dinamismo humano de la búsqueda del bien. Son dinamismos que nosotros, como salesianos, tratamos de inculcar y cultivar en los corazones de los jóvenes de todos los continentes, razas y religiones. Somos conscientes de que la sed del amor y de la necesidad de fidelidad habitan en los corazones de los jóvenes, así como el gozo y la alegría que ellos aprecian.
La tercera razón, finalmente, es que esta encíclica traza una línea muy interesante y rica de contenido para las propuestas formativas de aquellos que quieren profundizar en su fe. Pensemos en tantos jóvenes animadores, educadores y educadoras que comparten con nosotros la misión salesiana, padres y tantas otras personas que están buscando un espacio, un camino para profundizar su fe.
Entre las muchas frases profundas, concluyo con una en particular, que para nosotros educadores y educadoras nos da el coraje para continuar nuestro camino: «Los cristianos, en su pobreza, plantan una semilla tan fecunda, que se convierte en un gran árbol y es capaz de llenar el mundo de frutos «(No. 37).
El texto completo de la encíclica Lumen Fidei está disponible en el sitio del Vaticano.