(ANS – Alepo) – Publicamos la segunda parte del informe sobre la situación en Siria realizada por don Munir El Rai, Inspector de Medio Oriente. El análisis toca hoy a Alepo, ciudad sobre la que don El Rai ha sido informado por la comunidad salesiana local porque el teatro de guerra hizo demasiado arriesgado el viaje: una triste confirmación de esta, ayer recibimos la noticia del secuestro de los dos obispos sirio-ortodoxo y greco-ortodoxo de la ciudad.
La situación de Alepo, la más industrializada ciudad de Siria, es realmente desastroso. Gran parte de la circulación está paralizada, por lo que da la impresión de una ciudad sin vida. Algunos barrios son un espectro; el centro está sin vida, muchas escuelas públicas se han convertido en refugio para personas desplazadas, las privadas son poco frecuentadas y las más modernas, a las afueras de la ciudad, son a menudo abandonadas.
Los hospitales de las religiosas están abiertos, pero la atención médica es proporcionada sólo por los pocos médicos que quedan. Más de 1.000 fábricas fueron saqueadas. Alimentos, medicinas y combustible son cada vez más escasos y, a menudo carecen de electricidad, agua y comunicaciones.
Algunas iglesias de Aleppo fueron dañadas. Día y noche, la ciudad está asustado por el ruido de la guerra. Cuando los enfrentamientos han invadido el barrio vecino a nuestra casa, algunas balas han llegado también a nuestro patio, afortunadamente sin causar víctimas. También existe el temor de los secuestros de personas de particulares estratos sociales. Esta situación hace que sea peligroso el movimiento dentro o fuera de la ciudad. Después de la caída del sol, no se ve un alma por las calles.
En Alepo los Salesianos llegaron en 1948 y abrieron una escuela de formación profesional. Con la nacionalización de 1967, el trabajo de los jóvenes se limitó a un centro juvenil y oratorio. En la primera fase de esta guerra, diversas actividades se llevaron a cabo de la forma habitual, pero desde julio de 2012, Alepo se ha convertido en el blanco de intensos ataques y se tuvo que reducir todo el trabajo.
En la actualidad, la comunidad salesiana se compone de cuatro hermanos, solidarios con la población y particularmente cercanos a las familias de los jóvenes del centro juvenil y oratorio. Realizan visitas personales a las familias más afectadas por la guerra y mantienen el contacto con los medios de comunicación. Se dieron cuenta de que a veces sólo es suficiente una simple visita, una sonrisa, el asegurar nuestra total disponibilidad, acogida en caso de emergencia, etc.
Además de esta indispensable forma de cercanía, no puede faltar la ayuda material a las necesidades básicas: alimentos, medicinas, dinero para cubrir ciertos gastos … La puerta de la comunidad salesiana de Alepo está abierta a cualquier persona que está necesitada, porque el amor de Cristo Salvador no conoce fronteras.
Cada día convergen a nuestra casa numerosas familias que no saben dónde encontrarse para pasar parte del día juntos. También varias asociaciones juveniles se reúnen en nuestra casa para llevar a cabo sus actividades. Y por la noche los que permanecen se recogen en la gruta de la Virgen para la oración, elevan un himno a María y escuchan una palabra de «Buenas noches.»
También consideramos importante continuar ofreciendo los encuentros a los jóvenes, programados para los distintos grupos por edades. Con motivo del Año de la Fe, diocesanos y religiosos juntos, organizamos una reunión sobre el tema «Contigo no tengo miedo», que tuvo lugar en nuestro Centro Juvenil Salesiano. Había cerca de 1.200 jóvenes, hasta el punto de que no había lugar en la Iglesia y en el patio. El encuentro se abrió con la oración del Padre Nuestro y a Don Bosco, y continuó con cantos, himnos, danzas y obras de teatro preparadas por los animadores salesianos. Luego se reflexionó sobre el tema de la reunión, a partir del pasaje evangélico de la Tempestad calmada (Mc 4,35-41), fueron completados los cuestionarios y se terminó con la Adoración Eucarística y las Confesiones. Hacer este encuentro en esta situación de guerra desenfrenada y tener tantos jóvenes participantes, ¡fue un verdadero milagro! Preveemos otros encuentros similares, esperando poderlos efectuar lo antes posible.