GUAYAQUIL (ACI/EWTN Noticias).- Los jóvenes sí pueden y sí quieren vivir la pureza y la castidad, incluso en medio de una sociedad erotizada que los presiona para que tengan relaciones antes del matrimonio.
Así lo señaló el sacerdote P. Jurgen Daum, quien pidió a los jóvenes «mantener la castidad y no tener miedo ni dejarse presionar» por la sociedad actual.
En una entrevista en el canal de TV ecuatoriano CN Plus, el sacerdote señaló que, al vivir la castidad en sus relaciones de pareja «lo que (los jóvenes) ganan es muchísimo más, ese amor puro y verdadero, hermoso que anhelan vivir».
Para el presbítero, los jóvenes buscan desesperadamente amar y ser amados. «Eso es lo que busca un chico o una chica, en una relación de enamorados, por naturaleza, porque los seres humanos estamos hechos para amar».
Sin embargo, dijo, los jóvenes muchas veces «confunden amor con sexualidad» y andan «muy descaminados y a todos se les empuja en una misma dirección, que son las relaciones sexuales prematrimoniales», lamentó.
El P. Daum explicó que, «cuando la mujer se entrega, cree que le está dando lo mejor de sí misma a su enamorado, que con eso está construyendo el amor. Pero la mentalidad del hombre es distinta, y si la mujer no sabe cuidar al enamorado y no sabe decirle no, en vez de hacer el amor, está deshaciendo el amor«.
El sacerdote subrayó que una de las principales cosas que deben entender los jóvenes es «que vale la pena esperar y trabajar por un amor puro. Primero tienen que entender el valor de la pureza».
«Hay un amor puro y uno que no es puro. Los jóvenes creen que no está mal tener relaciones ‘porque nos amamos’ y es una gran mentira, porque entregarse hace que ese amor que empieza puro se contamine, se degrade».
Para el P. Daum, el egoísmo hace impuro al amor, y se manifiesta cuando el enamorado condiciona su cariño a la entrega sexual.
«La prueba del amor es al contrario, es que ‘yo te voy a cuidar, te voy a respetar, voy a sacrificar mis hormonas, mis pasiones, mis deseos sexualespara esperarte porque vales la pena’», aseguró.
El presbítero comparó la necesidad de vivir la pureza con la importancia de los frenos en un automóvil para no resultar dañado ni herir a los peatones.
«El ser humano es algo mucho más complejo que un automóvil, pero si no se pone freno en ciertas situaciones se va a destrozar, va a hacer daño a los demás, va a causar destrucción, daño y dolor a otros».
«Algunos dirán que eso de reprimirse causa neurosis porque se nos ha metido ese mito en la cabeza, pero no es verdad», afirmó.
El P. Daum también exhortó a confesarse y vivir la castidad a los jóvenes que ya tuvieron sus primeras relaciones sexuales, «porque la pureza la da Dios».