Poco antes de despegar su avión a las 19:35 (23:35 GMT), el Papa sostuvo un encuentro ante cientos de miles de jóvenes en un vibrante acto en las afueras de Asunción, a orillas del río Paraguay, en el que fue aclamado como una estrella.
Asumiendo el tono de un director de escuela, el pontífice volvió a pedir a la juventud que «hagan lío pero organicen bien».
«Necesitamos jóvenes con esperanza y fuertes de espíritu, no jóvenes debiluchos, que ni sí ni no (indecisos). No queremos jóvenes que se cansen rápido, y que estén con cara de aburridos», clamó.
El recorrido final de Francisco hacia el aeropuerto sufrió un contratiempo cuando una multitud rebasó las vallas y se aproximó peligrosamente al Papamóvil en avalancha, impidiendo que se detuviera en el centro comercial Ycua Bolaños, donde un incendio mató entre 400 y 500 personas en el 2004.
En la mañana, ofició una misa campal que reunió a un millón de peregrinos en el predio militar de Ñu Guazú, presenciada desde primera fila por el presidente anfitrión, Horacio Cartes, y su par argentina, Cristina Fernández. El Papa saludó a ambos mandatarios y recibió un cuadro como regalo de parte de ella.
Antes de llegar a este predio, el Papa de 78 años visitó el barrio pobre de Bañado Norte de Asunción, vivo ejemplo de la desigualdad en Paraguay, donde no hay rastro del crecimiento que ha experimentado esta nación de siete millones de habitantes.
Alrededor de 40% de la población está sumida en la pobreza, cuando el país tuvo un crecimiento de 14,5% en el 2013 y de 4,5% el año pasado.
Jovial, el Papa hasta se dejó poner una gorra de béisbol por un vecino y posó risueño a los pedidos de fotos.
Entre los vecinos de este barrio, algo defradudados por su corta visita que les valió tantos meses de preparación, el Papa defendió «la pelea» por la tierra y por una vida más digna.
María García, coordinadora de las organizaciones de Bañado, denunció ante el Papa el desprecio del Estado hacia pobres como ellos, desplazados campesinos en un país donde el 1% de los propietarios de tierras controlan alrededor del 77% de la tierra productiva.
En las calles de Asunción hubo decenas de miles de personas los tres días de la visita papal, pero según observadores locales, en algunos actos asistieron menos peregrinos que lo esperado.
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ESPERANZA EN LA DESPEDIDA
«Espero que todo lo que ha dicho sea entendido y produzca algún tipo de cambio en Paraguay, donde hay mucho dinero en muy pocos», dijo a la AFP Leonidas González, un comerciante de 40 años que asistió en familia a la misa multitudinaria.
La homilía de Ñu Guazú se hizo desde un imponente altar preparado por el artista plástico Koki Ruiz, que logró crear un mosaico con la imagen de San Francisco con 32.000 espigas de maíz, coco paraguayo y calabaza, como símbolo de la historia de Paraguay desde los antepasados hasta la actualidad.
En Paraguay, tierra de las misiones jesuitas en el siglo XVI y XVII, elPapa reivindicó esa experiencia como uno de los «sistemas más justos» ante miles de fieles de Argentina y Brasil.
El noveno viaje de Francisco al exterior, y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013, estuvo marcado por discursos históricos.
La extensa e intensa gira motivó interrogantes sobre la salud deFrancisco, cuyo portavoz, el padre Federico Lombardi, dijo el domingo que «obviamente no está como cuando partió de Roma, pero el Papa se encuentra muy bien, algo cansado como todos».
Fuente: AFP
Foto (Correo Mex)