El viernes 29 de agosto, vísperas de la Fiesta de Santa Rosa de Lima, la Inspectoría Salesiana, realizó un compartir con un grupo de salesianos sacerdotes, que están en Lima, y que han entregado su vida por muchos años al servicio y bienestar de los jóvenes en las obras salesianas, dedicándose especialmente de aquellos más necesitados, y que aún lo continúan haciendo.
Esta vocación de servicio por los jóvenes, especialmente por los más necesitados, es la esencia de la espiritualidad salesiana, como bien lo señaló, muy entusiasmado el padre Carlos Cordero, quien llegó a ser Inspector Provincial. El padre Cordero contó algunas experiencias en su servicio, y recordó el trabajo realizado con sus hermanos en Don Bosco por la atención de los jóvenes que viven en la periferia de la ciudad, y que pidió a sus hermanos jóvenes se continúe con empeño trabajando por el bien de ellos.
En este encuentro también tuvieron una celebración especial por la apertura del año de celebraciones conmemorativas por el Bicentenario de Don Bosco. Por ello, los padres estuvieron muy contentos por esta experiencia. Entre los Salesianos mayores presentes fueron: P. Secundino Del Blanco, P. Rolando Ramos, Coadj. Antonio Pierobon, P. Marino de Pra, P. Juan Pun, P.Pablo Corante, P. Virgilio Zanella, Mons. José Ramón Gurruchaga, P. Alejandro Santisteban y P. Carlos Cordero.
A propósito del Día del Adulto Mayor, el P. Fernando Mezones Oviedo dirigió una charla, donde se rescató la sabiduría que tienen estas personas, por sus años de experiencia, y la necesidad de buscar formas que permiten llevar con mejor actitud el proceso de envejecimiento. También enfatizó que la fuerza y la convicción no tienen edad, y por más que pasen los años nunca hay que detenerse.
Posteriormente, en la hora del almuerzo, seguían las risas y las conversaciones. Algunos recordaban sus historias como educadores y otros sobre los viajes y anécdotas memorables que realizaron en sus viajes por las misiones salesianas.
Fue un momento de camaradería que todos disfrutaron. Luego monseñor José Ramón Gurruchaga, y los padres Pablo Corante y Carlos Cordero visitaron la Basílica María Auxiliadora, y muy emocionados recordaron las festividades por María Auxiliadora.
Sin lugar a dudas, un merecido homenaje a aquellas personas que formaron grandes generaciones de hombres y mujeres de bien.